Dreamers United
Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en un pequeño pueblo. A Tomás le encantaba soñar despierto y su actividad favorita era imaginar todo tipo de aventuras.
Pero lo que más le gustaba era soñar con galletas, ¡eran su dulce tentación! Cada noche, antes de dormir, Tomás cerraba los ojos y se imaginaba en un mundo lleno de galletas deliciosas.
Había galletas de chocolate con chispas, galletas rellenas de crema, galletas de avena con pasas y muchas otras variedades.
Un día, mientras caminaba por el pueblo con sus amigos Mateo y Sofía, vieron un cartel que decía: "¡Gran Concurso de Galletas! ¡El ganador recibirá una caja llena de las mejores galletas del mundo!" El corazón de Tomás dio un salto de emoción. - ¡Tenemos que participar en ese concurso! -exclamó emocionado. Mateo y Sofía también estaban entusiasmados con la idea. Juntos decidieron formar el equipo "Los Soñadores Galleteros".
Tomás siempre había soñado con ser chef y hacer las mejores galletas del mundo. Así que comenzaron a practicar todos los días después de la escuela en la cocina de la abuela Rosa.
La abuela Rosa les enseñó todos sus secretos para hacer las mejores galletas: cómo medir los ingredientes correctamente, mezclarlos cuidadosamente y hornearlas al punto justo. Pasaron semanas preparándose para el gran día del concurso. Finalmente llegó el momento tan esperado; estaban todos muy nerviosos pero emocionados.
- ¡Bienvenidos a nuestro Gran Concurso de Galletas! -anunció el presentador con entusiasmo-. Nuestros jueces probarán cada una de las galletas y elegirán al ganador. El equipo "Los Soñadores Galleteros" se encontraba en medio de la competencia.
Las otras participantes eran muy buenas, pero ellos confiaban en sus habilidades y en su amor por las galletas. Cuando llegó el turno de probar las galletas del equipo "Los Soñadores Galleteros", los jueces quedaron asombrados.
Las galletas estaban perfectamente doradas, crujientes por fuera y suaves por dentro. Cada bocado era una explosión de sabores. - ¡Estas son las mejores galletas que hemos probado nunca! -exclamaron los jueces emocionados. Tomás, Mateo y Sofía no podían creerlo.
Habían ganado el concurso y ahora tendrían una caja llena de las mejores galletas del mundo para disfrutar juntos. Pero lo más importante fue lo que aprendieron durante todo ese tiempo: que con esfuerzo, dedicación y trabajo en equipo podrían lograr cualquier cosa que se propusieran.
Además, descubrieron que compartir sus talentos e ideas puede llevarlos aún más lejos. Desde aquel día, Tomás siguió soñando despierto con galletas, pero también comenzó a soñar con convertirse en un gran chef reconocido mundialmente.
Y quién sabe, tal vez algún día sus sueños se hagan realidad gracias a su pasión por las deliciosas galletas.
Y así, el niño que le gustaba soñar con comer galletas descubrió que los sueños pueden convertirse en realidad si uno trabaja duro y nunca deja de creer en sí mismo. Fin.
FIN.