Dulce balance para Nara



Había una vez una niña llamada Nara, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Nara era una niña muy activa y siempre estaba llena de energía.

Le encantaba jugar al aire libre con sus amigos y explorar cada rincón del lugar. Sin embargo, había algo que a Nara le costaba un poco más que a los demás: correr. No importaba cuánto se esforzara, siempre se quedaba atrás mientras sus amigos corrían sin dificultad.

Esto la entristecía un poco, pero no dejaba que eso la detuviera. A pesar de su lentitud al correr, Nara tenía una fuerza física y mental impresionante.

Un día, Nara llegó a casa emocionada después de jugar con sus amigos en el parque. Entró corriendo a la cocina y vio a su mamá preparando unas deliciosas galletitas caseras. "Mamá, ¿puedo comer una galletita?", preguntó Nara con ojos brillantes.

Su mamá la miró con ternura y le dijo: "Nara, sé que te encantan los dulces, pero últimamente hemos estado comiendo demasiados. Creo que sería bueno para todos ponerse a dieta por un tiempo". Nara frunció el ceño y bajó la mirada decepcionada.

No entendía por qué tenía que privarse de algo tan rico como las galletitas. Pero entonces recordó lo fuerte y lista que era en comparación con los demás niños de su edad. Decidió hablar seriamente con su mamá sobre cómo se sentía.

" Mamá", comenzó Nara con determinación "-entiendo lo que dices acerca de ponerse a dieta, pero también creo que es importante disfrutar de los dulces de vez en cuando.

Si me los como moderadamente y junto con una alimentación saludable, no creo que sea un problema". La mamá de Nara la escuchó atentamente y sonrió orgullosa. Había notado el esfuerzo y la disciplina que su hija ponía en todo lo que hacía. "Tienes razón, Nara", respondió su mamá.

"No se trata solo de privarse de los dulces, sino de aprender a tener un equilibrio en nuestra alimentación. Comeremos dulces ocasionalmente, pero siempre cuidando nuestra salud".

Desde ese día, Nara y su mamá encontraron la manera perfecta de disfrutar los dulces sin excederse. Juntas aprendieron a preparar recetas más saludables y a controlar las porciones. Nara siguió siendo una niña activa y llena de energía, pero ahora sabía cómo mantener un estilo de vida balanceado.

Aprendió que no importaba si era más lenta al correr; lo importante era sentirse bien consigo misma y cuidar su cuerpo. Con el tiempo, Nara descubrió otras actividades en las cuales destacaba: pintura, música e incluso matemáticas.

No necesitaba identificarse con ningún actor o personaje famoso para ser especial; ella misma era única en su forma de ser. Y así, Nara creció felizmente rodeada del amor y apoyo incondicional de su familia.

Siempre recordaría aquel momento en el cual decidió tomar decisiones responsables sobre su alimentación sin dejar atrás el placer de disfrutar un buen dulce ¡de vez en cuando!

FIN.

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