Dulce Colorido y el Verano Nevado



Era un día soleado en la ciudad de Colorido, donde todos los colores del arcoíris danzaban vibrantes en el aire. Los habitantes de Colorido eran criaturas muy especiales: algunos eran flores que podían hablar, otros eran animales llenos de colores brillantes, y también había nubes suaves que flotaban por el cielo. En el centro de la ciudad, había una gran plaza donde todos se reunían para jugar y celebrar.

Entre todos, los más destacados eran Dulce, una niña con una sonrisa que iluminaba hasta el día más nublado, y su amigo Julio, un pequeño gato de pelaje multicolor que siempre estaba lleno de energía.

Un día, mientras jugaban en la plaza, Julio se detuvo y, mirando al cielo, dijo:

"Siempre me pregunto, ¿qué pasaría si un día, en pleno verano, nevara en Colorido? ¡Sería increíble!"

"¡Eso sería una locura!" respondió Dulce riendo. "¡Pero qué divertido! Podríamos hacer muñecos de nieve y deslizar en trineo por la colina de colores!"

"Te imaginas... ¡La nieve sería de colores!" siguió soñando Julio.

Mientras los amigos imaginaban este mundo nevado, una pequeña nube llamada Nimbus, que siempre había estado escuchando, decidió intervenir. Se acercó volando con un brillo especial en su mirada.

"¿Puedo ayudarles a cumplir su deseo?"

"¿Tú puedes hacer que nieve en verano?" preguntó Dulce sorprendida.

"Sí, pero debo advertirles: la nieve que traeré será muy especial. Tendrán que cuidarla con mucho amor y compromiso."

"¡Queremos intentar!" exclamó Julio con entusiasmo.

Con una gran sonrisa, Nimbus empezó a soplar suavemente. De repente, los primeros copos empezaron a caer: eran de un color azul brillante. ¡Había comenzado la nevada en pleno verano!"¡Mirá, Dulce! ¡Mirá la nieve azul!" gritó Julio mientras saltaba de alegría.

Pero después de un rato, Dulce se dio cuenta de que la nieve comenzaba a derretirse rápidamente bajo el sol.

"Nimbus, ¡la nieve se está deshciendo!" señaló dulcemente.

"Así es", respondió Nimbus. "Por eso les dije que deben cuidarla. Si la nieva quiere quedarse, deben ayudarme. Deben encontrar maneras de protegerla del sol."

"¿Qué podemos hacer?" preguntó Julio, buscando soluciones.

Dulce e Julio se pusieron a pensar.

"¿Y si creamos un extraño sombrero gigante para cubrirla?" sugirió Dulce.

"O podemos hacer un caracol que la proteja, ¡como una casa de colores!" propuso Julio.

Y así, trabajaron juntos. Nubes de colores comenzaron a ayudar. Juntos tejieron una enorme sombrilla con hojas de colores y flores brillantes que podían bloquear la luz del sol. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la nieve seguía derritiéndose.

"Estamos haciendo todo lo posible, pero aun así se va..." dijo Julio un poco desanimado.

"¡No podemos rendirnos! Debemos encontrar una solución más creativa!"

Mientras pensaban, un pequeño ratón de colores, llamado Chispa, pasó a su lado y vio la desilusión en sus rostros.

"¿Qué sucede? Parecen tristes. La nieve que trajeron es mágica, ¡deberían alegrarse!"

"Pero no podemos mantenerla, se está derritiendo. Queremos que se quede para siempre," se quejó Dulce.

"Tal vez solo necesitan cambiar su perspectiva. La nieve puede irse, pero tal vez les enseñe algo. Miren alrededor, la primavera está aquí, y hay muchas maneras de disfrutarla" dijo Chispa.

Dulce y Julio se miraron, y lentamente empezaron a sonreír.

"Tienes razón, Chispa. La primavera también es hermosa, y podemos crear algo divertido con la nieve que queda!"

"¡Podemos hacer una fiesta de colores!" exclamó Julio.

Invitaron a todos los habitantes de Colorido a la plaza. Mientras tanto, Nimbus dejó caer algunos copos de nieve de colores, y todo el mundo comenzó a hacer muñecos y lanzar bolas de nieve, pero con el toque del verano.

"¡La nieve se está convirtiendo en un río de colores!" gritó Dulce, mientras todos bailaban y reían.

A medida que el día avanzaba, los colores se mezclaban y creaban un hermoso paisaje de sonrisas y música. Aunque la nieve se había ido, lo que había dejado en los corazones de todos era mucho más importante: la unión, la creatividad y la alegría de vivir.

"¿Viste? La nieve no se fue, vive en nosotros cada vez que nos divertimos juntos!" dijo Julio.

Y así, Dulce y Julio aprendieron que a veces lo inesperado puede llevarnos a descubrir nuevas formas de alegrarnos y estar unidos. A partir de ese día, los habitantes de Colorido celebraban cada verano la Fiesta de la Nieve de Colores, recordando siempre que la felicidad está en cada momento compartido.

FIN.

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