Dulces sabrosos y saludables



Había una vez en el bosque encantado un conejo llamado Copito, un ratoncito llamado Alejandro y una ardilla llamada Paola. Los tres eran grandes amigos y siempre se divertían juntos.

Un hermoso día de sol, decidieron salir a jugar al aire libre. Corrieron por el prado, saltaron entre las flores y treparon los árboles. Se reían y disfrutaban de cada momento juntos.

Pero después de tanto juego y diversión, empezaron a sentir un ruidito extraño en sus estómagos. ¡Tenían hambre! El conejo Copito pensó rápidamente en una solución. "¡Chicos, tengo una idea!"- exclamó Copito emocionado. "Podemos ir a comprar dulces, pasteles y gaseosas en la tienda del señor Topo".

Alejandro y Paola se miraron con ilusión. Les encantaba la idea de comer cosas deliciosas. Así que sin pensarlo dos veces, siguieron al conejo hacia la tienda del señor Topo.

Al llegar a la tienda, quedaron maravillados con todos los dulces que había: chocolates, caramelos de colores, galletitas decoradas y tortas exquisitas. Estaban tan emocionados que no sabían qué elegir primero. Copito tomó las riendas de la situación. "Primero debemos pensar en algo saludable", dijo mientras señalaba unas manzanas jugosas.

"Después podemos disfrutar de algunos dulces". Los tres amigos asintieron con entusiasmo y cada uno eligió su fruta favorita para comenzar su merienda saludable antes de darse el gusto con los dulces.

Se sentaron en un rincón del bosque, rodeados de naturaleza y compartieron su comida. Mientras comían las manzanas, Alejandro comentó con alegría: "¡Qué bueno es comer sano! Me siento lleno de energía". Paola asintió mientras mordisqueaba su manzana.

"Es verdad, cuando nos alimentamos bien nos sentimos más fuertes y podemos jugar por mucho más tiempo sin cansarnos". Copito sonrió y agregó: "Además, si cuidamos nuestra salud desde pequeños, estaremos construyendo una base sólida para tener una vida larga y feliz".

Después de disfrutar de su merienda saludable, decidieron probar algunos dulces como premio por haber elegido lo mejor para sus cuerpos. Compartieron las galletitas decoradas y saborearon algunos caramelos mientras se reían y contaban chistes.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando terminaron de disfrutar sus dulces. Estaban satisfechos y felices por haber tenido un día tan divertido juntos. "Hoy aprendimos que la diversión no solo está en jugar sino también en cuidar nuestro cuerpo", dijo Paola con una sonrisa.

"Así es", coincidió Alejandro. "Comer sano nos hace sentir bien tanto física como emocionalmente". Copito asintió con orgullo. "Somos unos verdaderos amigos que se preocupan los unos por los otros".

Y así, los tres amigos regresaron a casa sabiendo que habían vivido un día lleno de aventuras pero también habían aprendido la importancia de elegir alimentos saludables para mantenerse fuertes y felices.

FIN.

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