Dylan, el astronauta de los sueños
Era una mañana brillante en la ciudad de Buenos Aires. Dylan, un niño curioso de ocho años, soñaba con ser astronauta. Mientras miraba por la ventana, imaginaba cómo sería su vida viajando entre estrellas y planetas.
Un día, mientras jugaba en su habitación, Dylan encontró un libro antiguo titulado "Los límites del universo". Al abrirlo, una explosión de colores salió volando y, en un instante, se encontró en un lugar mágico: un espacio donde los dinosaurios y los tiburones coexistían en armonía.
Dylan miraba asombrado a su alrededor.
"¿Dónde estoy?" - se preguntó, completamente maravillado.
De repente, un Tiranosaurio Rex caminó hacia él. Era enorme, pero tenía una sonrisa amistosa.
"¡Hola! Soy Rexy, el rey de los dinosaurios. ¿Quién sos, pequeño viajero?" - dijo Rexy.
"Soy Dylan, quiero ser astronauta y explorar el espacio. ¿Puedo quedarme un rato aquí?" - respondió Dylan, emocionado.
Rexy lo miró con curiosidad.
"¡Claro! Pero aquí tenemos una regla: debemos ayudar a otros a cumplir sus sueños también. Conmigo, podrás aprender mucho sobre el universo… y sobre nuestra tierra."
Dylan aceptó entusiasmado. Luego, un tiburón blanco se acercó, con una apariencia amigable, moviendo la cola.
"¡Hola, Dylan! Soy Sharky, el tiburón viajero. También puedo enseñarte sobre el océano y cómo cuidar nuestro planeta."
Dylan sonrió, ahora tenía dos grandes amigos. Viajaron juntos por esta tierra mágica.
"¿Sabían que las estrellas en el cielo están formadas de gases?" - preguntó Dylan, recordando un dato que había aprendido.
Ambos lo miraron asombrados.
"¿Gases?" - preguntó Rexy. "¿Y eso puede enseñarnos algo sobre la Tierra?"
"¡Sí! La mayoría de los gases que respiramos vienen del océano y de los árboles. Necesitamos cuidarlos para seguir respirando aire puro", contestó Dylan.
Rexy y Sharky se miraron, impresionados. Entonces, Sharky sugirió:
"¡Vayamos al océano! Allí podemos ver de cerca cómo proteger el agua de plásticos y contaminantes. ¡Es lo mejor para todos los seres vivos!"
Dylan estaba muy emocionado. Podían aprender juntos. Nadar con Sharky fue una experiencia increíble; lo llevó por arrecifes llenos de colores y peces. Mientras exploraban las profundidades del océano, Dylan notó algo preocupante.
"¡Miren!" - gritó. "¡Hay mucha basura en el agua! Esto no debería estar aquí."
"Así es," - dijo Sharky con tristeza. "La gente a veces no se da cuenta de cómo sus acciones afectan a la vida marina."
Rexy, sintiéndose valiente, exclamó:
"Podemos hacer algo, Dylan. ¡Deberíamos contarle a las personas sobre lo que estamos viendo!"
Dylan pensó por un momento. "¡Claro! Podemos organizarnos para hacer una gran limpieza con todos los animales de aquí y luego contarle a la gente en mi mundo."
Sin pensarlo dos veces, los tres amigos se sumergieron en el trabajo. Juntos, recogieron plásticos y otros desechos. Hasta los tiburones y los dinosaurios se unieron para ayudar.
Al finalizar la limpieza, todos estaban cansados pero felices.
"Lo hicimos, Dylan. Se siente bien ayudar a nuestra casa" - dijo Rexy.
"Sí, y ahora tenemos que transmitir este mensaje en el tuyo. Vamos a mi cápsula espacial," - agregó Sharky, que había construido una herramienta especial que permitía volar. Al instante, los llevó de regreso al hogar de Dylan, donde inmediatamente prepararon una presentación refrescante.
Dylan invitó a sus amigos de la escuela y les mostró fotos de su aventura y del océano limpio. Todos escucharon, fascinados por sus historias.
"Así que tenemos que cuidar el planeta y dejar de usar plásticos, ¿verdad?" - preguntó uno de sus amigos.
"¡Exacto!" - respondió Dylan. "Cada pequeño esfuerzo cuenta. Si todos hacemos algo, podemos cambiar el mundo."
Los chicos comenzaron a reunirse con más frecuencia, y juntos decidieron hacer una campaña para limpiar su barrio. Crearon carteles, se organizaron y salieron a recolectar la basura. Cada vez que alguien arrojaba algo al suelo, ellos les recordaban amablemente que era vital cuidar el planeta.
Y así, Dylan no solo había cumplido su sueño de ser astronauta, sino también se convirtió en un defensor del espacio y del océano. Con la ayuda de su amigo Rexy y Sharky, empezó una aventura que nunca terminó, enseñando a otros sobre la protección del medio ambiente. Y aunque todo empezó con un sueño, sus acciones se convirtieron en inspiración para muchos más.
FIN.