Eidan y la aventura del baño valiente



Era una noche tranquila en la casa de Eidan. La luz de la luna se filtraba a través de la ventana, dibujando sombras en su habitación. Eidan, un niño de 7 años, estaba acurrucado bajo las mantas de su cama, mientras una ligera brisa movía las cortinas. Aunque era fuerte e inteligente, Eidan tenía algunos miedos que lo hacían sentir pequeño a veces. Uno de ellos era ir al baño solo y el otro, mirar debajo de la cama.

"¡Ay, no!" pensó Eidan, sintiendo un nudo en su estómago. "Tengo que ir al baño, pero está oscuro y me da miedo..."

Eidan cerró los ojos, respiró hondo y decidió que debía enfrentar su miedo. "Soy fuerte y valiente", se dijo a sí mismo. Pero justo en ese momento, se acordó de su amigo, un pequeño peluche que siempre le acompañaba, llamado Tigre.

"Tigre, ¡despierta!" susurró Eidan moviendo un poco el peluche.

"¿Qué sucede, Eidan?" preguntó Tigre con voz suave.

"Tengo que ir al baño, pero me da miedo. La oscuridad es aterradora..."

"¡No te preocupes!" dijo Tigre con entusiasmo. "Yo te acompañaré. Vamos juntos a la aventura del baño valiente."

Eidan se sintió un poco más seguro al escuchar eso. Con Tigre bajo el brazo, se levantó de la cama. "¡Voy a ser valiente!" se dijo a sí mismo, mientras avanzaba lentamente hacia la puerta.

Al abrirla, sintió cómo la oscuridad se extendía por el pasillo. "¡Ay!" exclamó, sintiendo un escalofrío. "Pero estoy con Tigre, no estoy solo..."

"Eso es correcto, amigo. ¡Vamos!" animó Tigre.

Caminando con pasos cuidadosos, Eidan llegó al baño. La luz del pasillo iluminaba apenas el lugar, y un eco extraño resonó cuando se cerró la puerta detrás de él. Eidan miró a su alrededor, y su corazón empezó a latir más rápido.

"Bueno, ya estoy aquí, ahora solo tengo que hacerlo rápido", pensó. Pero antes de hacer lo que tenía que hacer, miró a su alrededor y, de repente, recordó algo que había aprendido en la escuela: la oscuridad no es mala, solo es diferente. "Si puedo ver con mi imaginación, quizás la oscuridad no me asuste tanto", pensó. Entonces, decidió convertirse en un valiente explorador.

"Soy un explorador del baño", se dijo en voz alta, y eso lo hizo sonreír. Comenzó a observar a su alrededor y notó los colores de las toallas, la forma de los cepillos de dientes y hasta los dibujos en la pared.

"Mirá, Tigre, ¡hay un delfín en la pared!" exclamó Eidan, sintiendo cómo el miedo se desvanecía.

"¡Eso es! Ahora no te olvides de lo más importante", recordó Tigre. "¡Hazlo rápido y vuelve a tu habitación!"

Eidan hizo lo que tenía que hacer, y cuando terminó, saltó fuera del baño como un rayo. Al abrir la puerta, se sintió como un héroe. Pero, al regresar a su habitación, algo le hizo detenerse.

"Espera, ¿y debajo de la cama?" se preguntó Eidan, sintiendo su inseguridad acecharlo nuevamente. "No tengo que tener miedo. Solo hay cosas que se esconden ahí".

"¡Vamos, Eidan!" alentó Tigre. "Tú puedes con esto. Solo hay que mirar y descubrir."

Eidan, valiente y decidido, se arrodilló para mirar debajo de su cama. Con una respiración profunda, inclinó su cabeza y vio... ¡un montón de juguetes olvidados!"¡Mirá, Tigre! ¡No hay nada de miedo aquí!" Eidan rió al ver su rompecabezas rotos y los bloques de construcción.

"¡Ves, no había nada de qué temer!" dijo Tigre satisfecho.

Eidan se sintió triunfante. Esa noche, había enfrentado dos de sus miedos y había salido victorioso.

"Soy un valiente explorador, y nada me detendrá" - exclamó mientras regresaba a su cama.

Eidan abrazó a Tigre con fuerza. Ambos sabían que habían vivido una gran aventura. Desde ese día, Eidan no tuvo miedo de ir al baño solo ni de mirar bajo la cama. Cada vez que se sentía inseguro, recordaba cómo había sido valiente y enfrentado la oscuridad.

Y así, con el corazón lleno de alegría y valentía, Eidan cerró los ojos y se dejó llevar por el dulce sueño de la noche.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!