El Abogado de los Sueños



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Esperanza, un niño de 13 años llamado Tomás. Tomás era un chico brillante, con una gran pasión por los libros y el aprendizaje. Sin embargo, vivía con una discapacidad que le dificultaba caminar con normalidad. Esto hizo que muchos de sus compañeros de escuela lo miraran con desdén y lo excluyeran de sus juegos.

"¡Eh, Tomás! ¿Vas a correr hasta la escuela hoy?" - se burlaba Lucas, el chico más popular del pueblo.

Tomás solo sonreía y continuaba con su camino, aunque su corazón se partía un poco cada vez que escuchaba esas palabras. Su madre siempre le decía que la verdadera grandeza no dependía de las piernas, sino del corazón.

Un día, la vida de Tomás dio un giro inesperado. Su madre, que siempre había sido su mayor apoyo, sufrió un accidente y falleció. El dolor fue inmenso. Perdió a su única compañera en el camino. Tras la pérdida, se quedó al cuidado de su abuelo, que no podía entender del todo su padecimiento y no tenía paciencia para ayudarlo.

"¿Por qué no puedes ser como los demás niños?" - le decía su abuelo, un hombre de campo que no comprendía la situación de su nieto.

Tomás, aunque triste, decidió que ya no quería que la tristeza lo invadiera. Se encerró en su habitación y comenzó a leer todo lo que podía sobre la ley, la justicia y la defensa de los derechos. Cada página que pasaba era un pequeño paso hacia su sueño de convertirse en abogado, aunque los demás le dijeran que era un sueño imposible.

Un día, mientras Tomás leía en el parque, conoció a Sofía, una chica nueva en el pueblo.

"Hola, ¿puedo sentarme aquí?" - le preguntó ella sonriendo.

Tomás la miró con desconfianza. No estaba acostumbrado a que otros se acercaran a él.

"Claro…" - respondió tímidamente.

Sofía se sentó junto a él, y mientras compartían historias, Tomás se dio cuenta de que Sofía no lo miraba con compasión, sino como un amigo.

Los días pasaron, y con Sofía a su lado, Tomás comenzó a sentirse más seguro. Juntos, empezaron a estudiar para sus exámenes. Sofía le decía:

"¡Tomás, vas a ser un gran abogado! Solo necesitas creer en ti mismo como yo creo en vos."

Con el tiempo, Tomás aprobó sus exámenes y fue elegido para una beca en una prestigiosa escuela secundaria. La noticia corrió como pólvora en el pueblo. Muchos comenzaron a cambiar su opinión sobre él.

Años más tarde, cuando Tomás terminó la escuela secundaria con excelentes notas, comenzó sus estudios de Derecho en la universidad. La vida no fue fácil y enfrentó más de una obstinación por parte de sus compañeros, pero su amistad con Sofía lo mantenía fuerte.

Con mucho esfuerzo, Tomás se graduó con honores y se convirtió en abogado. En el día de su celebración, invitó a todos los niños que se habían burlado de él.

"Quiero que vengan porque cada uno de ustedes me ha enseñado una lección. Nadie debería ser discriminado por cómo es, todos somos diferentes pero eso nos hace únicos" - les dijo en el escenario, mirando a sus antiguos compañeros.

Al final del discurso, muchos de sus antiguos matones se acercaron a pedir disculpas.

"Entonces, ¿podemos ser amigos?" - preguntó Lucas, un poco avergonzado.

"Claro, ¡pero solo si prometen ser amables con todos!" - respondió Tomás con una gran sonrisa.

Tomás no solo había luchado por su propio sueño, también había logrado cambiar la mentalidad del pueblo, y, más importate aún, enseño que la amistad y la solidaridad pueden cambiar corazones y vidas. Comenzó a trabajar en casos de discriminación y ayudó a muchos niños que enfrentaban situaciones similares a las que él había atravesado.

Tomás aprendió que la vida puede ser dura, pero siempre se puede encontrar la manera de sobreponerse y brillar como una estrella.

Y así, con el apoyo de su amiga Sofía y su propio esfuerzo, Tomás se convirtió en el Abogado de los Sueños, demostrando que con perseverancia y confianza, los sueños son alcanzables.

FIN.

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