El abogado dulce de Halloween



Había una vez un pequeño abogado de Idaho llamado Tomás. Era muy curioso y siempre hacía muchas preguntas, lo que a veces molestaba a las personas a su alrededor.

Un día, en la fiesta de Halloween de su escuela, todos los niños estaban disfrazados y recibiendo caramelos. Pero cuando Tomás llegó al final del camino, se dio cuenta de que no había recibido ningún dulce.

"¿Por qué no tengo nada?", se preguntó tristemente mientras veía a los demás niños disfrutando sus golosinas. Tomás decidió investigar el asunto. Habló con sus amigos y descubrió que muchos habían recibido más dulces por ser amables con los vecinos o por tener disfraces más elaborados.

"Entonces eso significa que yo necesito hacer algo para ganarme mi propio caramelo", dijo Tomás decidido. Así que comenzó a pensar en cómo podría ser amable con los vecinos y hacer algo especial para ellos.

Decidió crear tarjetas de agradecimiento para cada uno de ellos y entregárselas junto con una sonrisa sincera. Los vecinos quedaron encantados con la sorpresa de Tomás, e incluso algunos le dieron un poco más de dulces como recompensa por su amabilidad.

Y aunque no fue la cantidad más grande, fue suficiente para hacerlo feliz y sentirse orgulloso de sí mismo. "¡Mirá todo lo que logré gracias a mis preguntas!", exclamó Tomás emocionado mientras contaba sus caramelos.

Desde ese día en adelante, Tomás aprendió la importancia de ser amable y honesto con los demás. Descubrió que si quieres algo en la vida, tienes que trabajar duro y hacer lo correcto para conseguirlo.

Y así, el pequeño abogado de Idaho se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños de su escuela.

FIN.

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