El abrazo de la amistad



Había una vez en el bosque encantado, dos amigos muy especiales: el conejito Tito y el osito Bruno.

Tito era muy inquieto y siempre estaba corriendo de un lado a otro, mientras que Bruno era más tranquilo y le encantaba dormir la siesta bajo los árboles. A pesar de sus diferencias, eran inseparables. Un día, Tito se cayó y se hizo daño en su patita. Empezó a llorar y Bruno, que estaba durmiendo, se despertó de inmediato.

- ¿Qué te pasa, amigo? - preguntó Bruno preocupado. - Me duele mucho la patita - respondió Tito entre sollozos. Bruno se acercó a Tito, y con mucho cuidado lo abrazó fuerte. - No llores, Tito.

Estaré contigo hasta que te sientas mejor - aseguró Bruno con cariño. El abrazo de Bruno hizo que Tito se sintiera mejor al instante. Desde ese día, Tito aprendió que los abrazos de amistad son mágicos y curan cualquier dolor.

Tito y Bruno siguieron siendo amigos inseparables, disfrutando juntos de todas las aventuras que les esperaban en el bosque encantado.

FIN.

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