El abrazo mágico


Había una vez en un tranquilo y colorido pueblo llamado Alegría, vivía Amigo, un niño muy alegre y lleno de energía. Le encantaba jugar, correr y sobre todo dar abrazos fuertes a todos sus amigos.

Un día soleado, Amigo se despertó con muchas ganas de divertirse. Se puso su ropa más colorida y salió a recorrer el pueblo en busca de aventuras.

En su camino se encontró con sus amigos: Lucas el conejo, Martina la tortuga y Lola la mariposa. - ¡Hola amigos! ¿Qué les parece si jugamos al escondite? - propuso entusiasmado Amigo. - ¡Sí! Ese juego siempre es divertido - exclamaron los tres animales al unísono.

Así comenzaron a jugar al escondite por todo el pueblo. Amigo era tan rápido que siempre lograba encontrar a sus amigos antes de que pudieran esconderse bien. Pero eso no importaba, porque lo importante era pasar un buen rato juntos.

Después de varias rondas de risas y diversión, decidieron descansar bajo un árbol frondoso para recuperar energías. - Estoy feliz de tener amigos como ustedes - dijo Amigo mientras les daba un gran abrazo a cada uno.

- Nosotros también estamos felices de tenerte como amigo, Amigo - respondió Martina con una sonrisa en su rostro. De repente, escucharon unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano. Todos se miraron preocupados y decidieron ir a investigar qué estaba pasando.

Al llegar al bosque vieron que había una pequeña ardilla atrapada en una rama alta de un árbol. - ¡Pobrecita! Debemos ayudarla - exclamó Amigo con determinación. Amigo trepó rápidamente por el árbol y, usando su fuerza y agilidad, logró rescatar a la ardilla.

Todos celebraron con alegría mientras la pequeña criatura saltaba de emoción. - Gracias por salvarme, amigos. No sé cómo lo hubiera logrado sin ustedes - dijo la ardilla emocionada.

- Fue gracias a la valentía y fuerza de Amigo que pudimos ayudarte - respondió Lucas orgulloso. A partir de ese día, Amigo se convirtió en el héroe del pueblo. Todos los animales del lugar le pedían ayuda cuando tenían algún problema o necesitaban un abrazo para sentirse mejor.

Amigo siempre estaba dispuesto a tenderles una mano y darles un fuerte abrazo lleno de cariño.

Con el paso del tiempo, Amigo aprendió que no importa cuán pequeños o grandes sean los problemas, siempre es importante estar ahí para apoyar a los demás. Sus abrazos llenos de amor demostraban que no solo era fuerte físicamente, sino también emocionalmente. Y así fue como Amigo vivió muchas aventuras junto a sus amigos en el pueblo Alegría.

Siempre recordando que los juegos divertidos y los abrazos fuertes eran el secreto para mantener viva la amistad y hacer del mundo un lugar más feliz.

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