El Abrazo Mágico de Tomás



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Abrazolandia, un niño llamado Tomás. Tomás era conocido por todos como "El nene maravilloso abrazador" porque le encantaba abrazar a todas las personas y animales que se cruzaban en su camino.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Tomás vio a un señor mayor sentado en un banco con cara de tristeza. Sin dudarlo, se acercó a él y le dio un cálido abrazo.

El señor se sorprendió al principio, pero luego una sonrisa se dibujó en su rostro y le dijo:- ¡Gracias, pequeño! Tu abrazo ha alegrado mi día. Tomás siguió su camino y se encontró con una gatita abandonada.

Sin pensarlo dos veces, la tomó en brazos y la acunó con ternura. La gatita ronroneaba feliz y no paraba de restregarse contra él. - Parece que a ti también te gustan los abrazos -dijo Tomás riendo.

De repente, escucharon unos maullidos provenientes de un árbol cercano. Era el gato de la vecina que había quedado atrapado en una rama alta. Tomás no lo pensó dos veces y trepó hasta alcanzarlo.

Una vez lo tuvo seguro entre sus brazos, bajó cuidadosamente y lo entregó sano y salvo a su dueña. La noticia sobre las hazañas de "El nene maravilloso abrazador" corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo.

Las personas empezaron a buscarlo cuando necesitaban consuelo o simplemente querían sentirse queridas. Una tarde, mientras caminaba cerca del río, escuchó sollozos provenientes de unos arbustos. Se acercó sigilosamente y descubrió a Martín, un niño nuevo en el pueblo que estaba llorando porque se sentía solo.

- ¿Qué te pasa? -preguntó Tomás con preocupación. Martín le contó que acababa de mudarse al pueblo y aún no tenía amigos con quien jugar. Tomás entendió cómo se sentía porque alguna vez también había estado en esa situación.

Sin decir nada más, extendió sus brazos hacia Martín invitándolo a recibir uno de sus reconfortantes abrazos. A partir de ese momento, Martín encontró en Tomás no solo un amigo sino también alguien dispuesto a ayudarlo siempre que lo necesitara.

Juntos recorrieron el pueblo llevando alegría y calidez a cada persona que cruzaban en su camino.

Y así fue como "El nene maravilloso abrazador" demostró que los gestos más simples pueden tener un impacto enorme en la vida de las personas, enseñando al mundo entero el poder transformador del amor incondicional expresado a través de los abrazos sinceros.

FIN.

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