El Abuelito que Adoptó una Nieta
Había una vez un abuelito llamado Don Pablo que vivía en un pequeño pueblo. Su vida siempre había estado llena de aventuras y risas, pero él sentía un vacío en su corazón desde que sus nietos habían crecido y se habían mudado a la ciudad. Un día, mientras paseaba por el parque, vio a una niña sentada sola en un banco, mirando a los otros niños jugar. Su rostro se notaba triste.
Don Pablo se acercó y le dijo:
"Hola, ¿por qué no estás jugando con los demás?"
La niña levantó la vista y respondió:
"Me llamo Clara y no tengo amigos aquí. No sé cómo jugar."
El abuelito, con su corazón bondadoso, sonrió y dijo:
"Yo puedo enseñarte a jugar. ¿Te gustaría aprender a volar una cometa?"
Clara lo miró con curiosidad.
"¿Volamos una cometa?"
"Sí, ven, te mostraré."
Y así, comenzaron a volar la cometa juntos. Con el viento soplando y la risa de Clara resonando, Don Pablo se dio cuenta de que había encontrado una nueva aventura. De ese día en adelante, Clara y Don Pablo comenzaron a verse todos los días. Se volvían cada vez más amigos.
Un día, mientras estaban en el parque, Clara le dijo:
"¿Puedo ser tu nieta? Me gustaría tener un abuelo como vos."
"Claro que sí, Clara. Y yo me alegraría mucho de tenerte como mi nieta."
Desde ese momento, Don Pablo y Clara se convirtieron en una hermosa familia, aunque no fueran de sangre. Juntos pasaban horas en el parque, contándose historias, aprendiendo a pintar y horneando galletas. La ancianidad de Don Pablo se llenó de risas y juegos, mientras que Clara encontró en él un refugio y un amor que nunca había conocido.
Pero no todo era perfecto. Un día, Clara llegó al parque con la mirada triste.
"Abuelo, mi mamá dice que no debo pasar tanto tiempo con vos, que debo hacer amigos de mi edad."
Don Pablo, algo preocupado, le respondió:
"Clara, tus amigos son importantes, pero tú también puedes disfrutar de estar conmigo. A veces los adultos no entienden lo que realmente significa la amistad."
Clara pensó por un momento y dijo:
"¿Y si organizamos un día de juegos en el parque? Puedo invitar a los otros chicos de la escuela."
"¡Esa es una idea brillante! Podemos hacer volar cometas, jugar a la pelota y hacer una merienda."
Así que Clara organizó el día de juegos. Invitó a todos sus compañeros y, con la ayuda de Don Pablo, montaron un hermoso evento con juegos, risas y galletas recién horneadas. Los chicos se divirtieron tanto que comenzaron a ver a Don Pablo como el abuelo de todos.
El día fue un éxito. Clara, llena de felicidad, le agradeció a Don Pablo:
"¡Eres el mejor abuelo del mundo! Gracias por ayudarme a hacer nuevos amigos."
"Y tú eres la mejor nieta que alguien podría desear, Clara. Recuerda que siempre tendrás un rincón especial en mi corazón."
A partir de entonces, el parque se convirtió en un lugar de encuentro tanto para Clara como para sus nuevos amigos, y Don Pablo era el abuelito de todos. Juntos, crearon un lazo de amor que cruzaba cualquier barrera, enseñando a todos los que los rodeaban que la familia no siempre es cuestión de sangre, sino de amor y lealtad.
Y así, Don Pablo y Clara vivieron muchas más aventuras juntos, demostrando que la amistad y el amor pueden encontrarse en los lugares más inesperados, y que cada uno es importante en la vida del otro.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
FIN.