El abuelo del bosque



Había una vez un abuelo llamado Don Luis, que vivía en una pequeña cabaña en el bosque. Era un hombre feliz, pero a veces se sentía solo y triste por no tener compañía.

Un día, su hija le llevó a sus cuatro nietos para pasar unos días con él en la cabaña. Los niños eran muy curiosos y estaban emocionados de explorar el bosque con su abuelo.

-Abuelo, ¿podemos ir a caminar por el bosque? -preguntó la nieta mayor. -¡Claro que sí! -respondió Don Luis emocionado-. Les mostraré mi lugar favorito del bosque. Los cuatro niños siguieron a su abuelo por los senderos del bosque, disfrutando de las vistas y los sonidos de la naturaleza.

Finalmente, llegaron a un claro rodeado de árboles altísimos y flores silvestres. -¡Es hermoso! -exclamaron al mismo tiempo los cuatro nietos. Don Luis les contó historias sobre cuando era joven y venía al mismo lugar con sus amigos.

Los niños escuchaban atentamente mientras comían frutas frescas que habían recolectado juntos. De repente, uno de los nietos notó algo extraño detrás de unos arbustos cercanos. Todos se acercaron para investigar y encontraron un pequeño animal herido.

El abuelo sabía cómo cuidarlo y lo llevaron a casa para sanarlo juntos. -Abuelo, ¿puedes enseñarnos más sobre cómo cuidar animales salvajes? -preguntó otro de los nietos mientras miraban al animal recuperándose lentamente.

Don Luis sonrió y les enseñó todo lo que sabía sobre la fauna del bosque. Los niños aprendieron sobre cómo mantenerse seguros en el bosque, cómo identificar diferentes especies de animales y plantas, y cómo cuidar a los animales heridos. Los días pasaron volando mientras exploraban el bosque juntos.

Cada día era una aventura nueva llena de aprendizaje y diversión. El abuelo estaba más feliz de lo que había estado en años gracias a sus cuatro hermosos nietos.

Finalmente llegó el día en que tuvieron que volver a casa, pero prometieron volver pronto para otra aventura en el bosque con su abuelo. -Gracias por hacerme tan feliz estos días -dijo Don Luis con lágrimas en los ojos-. Los quiero mucho.

-Los queremos mucho también, abuelo -respondieron los cuatro nietos al unísono mientras se despedían con un fuerte abrazo.

FIN.

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