El abuelo del parque


Había una vez una niña llamada Dua que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Dua era muy feliz, tenía muchos amigos y una familia amorosa, pero siempre había sentido curiosidad por conocer a sus abuelos.

Desafortunadamente, su mamá y papá no tenían padres vivos y nunca había tenido la oportunidad de conocer a sus abuelos.

Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Dua notó a un anciano sentado en un banco alimentando palomas. El hombre parecía muy amable y cariñoso con los animales, así que decidió acercarse. - Hola señor -dijo Dua tímidamente-.

¿Puedo ayudarlo a darles de comer? El anciano sonrió gentilmente:- Por supuesto pequeña, es mucho más divertido cuando se comparte con alguien. Dua se sentó junto al anciano y comenzaron a alimentar las palomas juntos. El hombre le contó historias sobre su juventud y cómo solía venir al parque para leer libros bajo los árboles.

Después de pasar tiempo juntos durante varios días seguidos, el hombre le preguntó a Dua si quería ser su nieta adoptiva. - Serías mi única nieta -dijo el hombre emocionado-.

Te llevaré al cine o al circo todos los fines de semana y te enseñaré todo lo que sé sobre la vida. Dua estaba tan emocionada que no pudo contener las lágrimas. Finalmente tendría un abuelo con quien compartir momentos especiales.

Los dos se volvieron inseparables: iban al parque juntos, jugaban a las cartas y cocinaban juntos. El anciano le enseñó a Dua cómo hacer su postre favorito: pastel de manzana. Un día mientras hacían el pastel, el hombre comenzó a sentirse mal.

Dua lo llevó rápidamente al hospital donde descubrieron que había tenido un ataque al corazón. Dua estaba muy preocupada por su abuelo adoptivo y se quedó en el hospital todo el tiempo que pudo para asegurarse de que estuviera bien.

Finalmente, después de una semana, los médicos le dijeron que podía llevarlo a casa. Dua estaba tan feliz de tenerlo nuevamente con ella.

Desde ese día en adelante, la niña comprendió la importancia de valorar cada momento con las personas importantes en su vida. Aprendió también que no necesitaba ser biológicamente relacionada con alguien para ser parte de su familia. El hombre vivió muchos años más junto a Dua, compartiendo momentos inolvidables juntos hasta el final feliz del cuento.

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