El agua de la amistad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían dos amigas muy especiales: Martina, una niña de cabello rizado y ojos brillantes, y Sofía, una niña con pecas en su rostro y una sonrisa que iluminaba cada lugar al que iba.

Juntas eran inseparables y siempre se apoyaban en todo momento. Un día, el pueblo se vio amenazado por una terrible sequía.

Los campos estaban secos, los animales no tenían agua para beber y las personas comenzaban a preocuparse por la falta de recursos. El alcalde del pueblo convocó a todos los habitantes a una reunión urgente para buscar soluciones.

En la reunión, Martina levantó tímidamente la mano y dijo: "Señor alcalde, ¿y si organizamos un evento para recaudar dinero y así ayudar a traer agua al pueblo? Podríamos hacer rifas, ventas de comida casera y presentaciones artísticas". Todos quedaron sorprendidos por la propuesta de la pequeña pero decidieron apoyarla. Sofía también tenía una idea en mente.

Levantó rápidamente su mano e hizo su propuesta: "Podríamos pedir ayuda a los pueblos vecinos. Tal vez ellos tengan acceso a agua fresca y podrían compartir un poco con nosotros hasta que superemos esta sequía".

La gente asintió emocionada ante esa sugerencia tan valiosa. Juntos, Martina y Sofía organizaron el evento benéfico con mucho entusiasmo. Se encargaron de repartir volantes por todo el pueblo invitando a todos los habitantes.

Además, visitaron los pueblos vecinos para pedir ayuda y explicarles la situación que estaban viviendo. El día del evento llegó y el pueblo se llenó de alegría.

Había puestos de comida con empanadas, tortas y dulces caseros, juegos para niños y una gran tarima donde artistas locales presentaban sus números musicales y teatrales. La gente compraba boletos para las rifas y donaba todo lo que podía para recaudar dinero. Mientras tanto, Martina y Sofía seguían visitando a los pueblos vecinos en busca de ayuda.

Finalmente, encontraron a un agricultor generoso llamado Don Tomás, quien se ofreció a enviar agua fresca al pueblo mientras durase la sequía. Todos quedaron emocionados por esa maravillosa noticia.

Con el dinero recaudado en el evento benéfico y la colaboración del pueblo vecino, lograron traer camiones cargados de agua fresca al pueblo. Los campos comenzaron a reverdecer nuevamente, los animales volvieron a tener agua para beber y las personas recuperaron su esperanza.

Martina y Sofía fueron reconocidas como heroínas del pueblo por su valentía e iniciativa. Aprendieron que cuando todos se unen por una causa justa, pueden superar cualquier obstáculo juntos.

Desde ese día, Villa Esperanza siempre recordaría la importancia de estar unidos por el amor hacia los demás. La amistad entre Martina y Sofía se fortaleció aún más gracias a esta experiencia compartida.

Juntas demostraron que incluso las acciones más pequeñas pueden generar grandes cambios si están impulsadas por el amor y la solidaridad.

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