El agua que nos une



Había una vez en el hermoso reino de los Incas, un valiente y sabio inca llamado Manco Capac. Vivía en la ciudad sagrada de Cuzco junto a su esposa, Mama Ocllo.

Juntos, gobernaban con amor y justicia sobre su pueblo. Un día, mientras paseaban por las tierras fértiles del valle, Manco Capac y Mama Ocllo encontraron a un grupo de niños jugando cerca del río.

Los pequeños estaban tristes y desanimados porque no tenían agua suficiente para regar sus cultivos. Manco Capac se acercó a ellos con una sonrisa amable en su rostro. "¿Qué les ocurre, queridos niños?"- preguntó preocupado.

Los niños miraron al inca con tristeza y uno de ellos respondió: "Señor Inca, nuestros cultivos están marchitos porque no tenemos suficiente agua para regarlos"- dijo el niño. El corazón del inca se llenó de compasión al ver la difícil situación que atravesaban los niños. Decidió que debía hacer algo para ayudarlos.

"No se preocupen más, queridos niños. Haré todo lo posible para solucionar este problema"- les aseguró Manco Capac con determinación. El inca convocó a los líderes y sabios del reino para encontrar una solución.

Después de muchas reuniones y discusiones, llegaron a la conclusión de que debían buscar una fuente alternativa de agua. Así fue como Manco Capac lideró a su pueblo en la búsqueda de un lugar mágico donde pudieran encontrar abundante agua.

Durante días caminaron por montañas y cruzaron ríos, hasta que finalmente llegaron a un hermoso lago escondido en lo más profundo de la selva. "¡Aquí es donde encontraremos la solución!"- exclamó Manco Capac emocionado.

El inca reunió a su pueblo y les explicó su plan. Todos debían trabajar juntos para construir canales y acueductos que llevaran el agua del lago hasta los campos de cultivo. Los incas se pusieron manos a la obra con entusiasmo y dedicación.

Día tras día, trabajaban arduamente bajo el liderazgo de Manco Capac y Mama Ocllo. Juntos, cavaban zanjas, colocaban piedras cuidadosamente y conectaban los canales para asegurarse de que el agua fluyera correctamente hacia los campos. Poco a poco, los cultivos comenzaron a recuperarse.

Las plantas crecieron fuertes y saludables gracias al agua abundante que ahora recibían. Los niños sonreían de alegría al ver cómo sus esfuerzos dieron frutos.

El reino prosperaba nuevamente gracias al ingenio y liderazgo del inca Manco Capac y Mama Ocllo. Ellos enseñaron a su pueblo la importancia del trabajo en equipo, la perseverancia y la solidaridad.

Desde ese día en adelante, Manco Capac fue recordado como un gran líder que siempre buscó soluciones para mejorar la vida de su pueblo. Mama Ocllo se convirtió en un símbolo de amor maternal, inspirando a todos con su dulzura y sabiduría.

Y así termina nuestra historia infantil sobre el valiente inca Manco Capac y Mama Ocllo, quienes demostraron que la unión y el esfuerzo conjunto pueden superar cualquier dificultad.

FIN.

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