El agua, un tesoro para cuidar



Había una vez, en un hermoso bosque, un grupo de animales muy simpáticos que vivían juntos en armonía. Entre ellos estaban Lila, la jirafa curiosa; Tito, el tucán parlanchín; y Simón, el ratoncito travieso.

Un día, todos los animales del bosque notaron que el arroyo que cruzaba el bosque no tenía tanta agua como antes. Todos estaban preocupados. "¿Qué podemos hacer para cuidar el agua, que es tan importante para todos nosotros?" - preguntó Lila con su larguísimo cuello.

"Yo he escuchado a los humanos decir que debemos cerrar bien las canillas para que no goteen, y no malgastar el agua cuando nos bañamos o lavamos los dientes" - dijo Tito con su pico de colores brillantes.

"¡Y también podemos recolectar el agua de lluvia para regar las plantas!" - sugirió Simón, emocionado. Entonces, los animales se pusieron manos a la obra.

Cerraron todas las canillas que goteaban, cuidaron de no desperdiciar el agua al bañarse y, cuando llovió, recolectaron el agua en grandes barriles. Pasaron los días y el arroyo comenzó a recuperar su caudal, las flores volvieron a lucir hermosas y el bosque estaba radiante.

Finalmente, los animales se dieron cuenta de que, si todos contribuían a cuidar el agua, el bosque sería un lugar mucho más bello y próspero. La moraleja de esta historia es que, cuidando el agua en casa, podemos ayudar a que todo el mundo tenga acceso a este valioso recurso.

¡Cada gota de agua cuenta! Y así, entre risas y gritos de alegría, los animales del bosque entendieron que juntos podían hacer la diferencia.

FIN.

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