El agua vs el mar



Había una vez en un pequeño pueblo costero, un charco de agua llamado Aguita que soñaba con ser tan grande e imponente como el mar.

Todos los días, Aguita miraba con admiración al mar y anhelaba ser tan poderoso y majestuoso como él. Un día, Aguita decidió emprender un viaje para desafiar al mar y demostrarle que también era capaz de ser grande y fuerte.

"¡Mar, estoy cansado de ser solo un charco! ¡Quiero ser tan grande y poderoso como tú!"- desafió Aguita. El mar, con su voz profunda y calmada, le respondió: "Pequeño Aguita, cada uno tiene su propio poder y belleza. Tú eres único y especial en tu pequeñez, no necesitas ser como yo para ser valioso".

Pero Aguita estaba decidido a demostrar su valentía, así que comenzó a absorber todo el agua que podía, convirtiéndose en un río que se dirigía hacia el mar. El mar, sorprendido por la determinación de Aguita, decidió abrirle paso.

Al llegar al mar, Aguita se mezcló con él y descubrió que juntos, formaban un paisaje hermoso y armonioso. Ambos comprendieron que su grandeza radicaba en su capacidad de unirse y complementarse.

Desde ese día, Aguita y el mar trabajaron juntos para nutrir la tierra, dar vida a las plantas y brindar refugio a los seres marinos.

Así, Aguita comprendió que su tamaño no determinaba su importancia, sino su capacidad de unirse y colaborar con otros para hacer del mundo un lugar mejor. Y el mar aprendió que la valentía y determinación de Aguita eran admirables. Juntos, formaron un equipo imparable en beneficio de la naturaleza y todos los seres vivos que dependían de ellos.

FIN.

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