El aire de la amistad
Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde que era muy pequeña, Sofía había tenido problemas respiratorios que le dificultaban hacer actividades normales como correr y jugar con otros niños.
Esto la hacía sentir triste y aislada. Un día, mientras caminaba por el parque con su mamá, Sofía vio a un niño sentado en un banco mirando hacia el cielo.
El niño se llamaba Lucas y tenía una sonrisa radiante en su rostro. Intrigada por su alegría, Sofía decidió acercarse y entablar conversación. "¡Hola! ¿Por qué estás tan feliz?"- preguntó curiosa Sofía.
Lucas miró a Sofía con amabilidad y respondió: "¡Hola! Estoy feliz porque encuentro felicidad en las cosas más simples de la vida, como ver las nubes pasar o escuchar el canto de los pájaros". Sofía quedó sorprendida por la respuesta de Lucas.
A pesar de sus problemas respiratorios, ella nunca había encontrado tanta felicidad en las cosas cotidianas. A partir de ese día, Sofía y Lucas se convirtieron en grandes amigos inseparables. Juntos exploraban el parque, subían a los árboles y disfrutaban del aire fresco.
Lucas siempre encontraba formas creativas para adaptar los juegos para que todos pudieran participar sin importar las condiciones físicas. Un día soleado, mientras jugaban al escondite en el bosque cercano al pueblo, Sofía tuvo una crisis respiratoria repentina.
Se asustó mucho porque no podía respirar bien y empezó a sentirse triste nuevamente. Lucas, sin perder la calma, corrió hacia ella y le dio una bolsa de papel para que respirara adentro. "Respira lento y profundo, Sofía.
Todo va a estar bien"- le dijo Lucas con voz calmada. Sofía siguió las instrucciones de su amigo y poco a poco comenzó a sentirse mejor. Agradecida por su ayuda, Sofía se dio cuenta de que tener un amigo como Lucas era un verdadero tesoro.
A medida que pasaban los días, Sofía se daba cuenta de que cada vez tenía menos crisis respiratorias. Su salud mejoraba gracias a las actividades al aire libre y al apoyo constante de Lucas.
Juntos aprendieron sobre plantas medicinales y cómo llevar una vida saludable. Un año después, el pueblo organizó una carrera benéfica para recaudar fondos para niños con problemas respiratorios. Sofía decidió participar junto a Lucas.
A pesar de no poder correr tan rápido como los demás niños, Sofía cruzó la línea de meta con una gran sonrisa en su rostro. El día de la premiación, Sofía recibió el trofeo "Espíritu Inspirador" por su valentía y determinación para superar sus dificultades respiratorias.
Todos en el pueblo aplaudieron emocionados mientras veían cómo Sofía levantaba su trofeo con orgullo. Desde aquel día en el parque hasta hoy en día, Sofía sigue disfrutando del aire libre junto a Lucas.
Ya no se siente triste ni sola porque ha encontrado la verdadera amistad en él. Y aunque todavía tiene problemas respiratorios, sabe que siempre habrá alguien a su lado para ayudarla a superar cualquier obstáculo que se le presente en la vida.
FIN.