El Ajalote y los M&Ms del Caos
Había una vez en un mundo lleno de colores y risas, un ajolote llamado Lalo. Lalo no era un ajolote cualquiera, él llevaba una capa brillante que ondeaba al viento cuando nadaba. A Lalo le encantaba tener aventuras, pero un día escuchó algo que le preocupó: el líder de los tiburones, un enorme tiburón llamado Rufián, había decidido que todos los animales del océano debían rendirse ante él y entregarle su comida. Lalo sabía que debía hacer algo para detenerlo.
Un viejo pez payaso llamado Pipo le contó sobre los siete M&M's del Caos, unas piedras mágicas que, si se juntaban, daban al que las poseyera un poder inmenso. "¡Lalo! Si conseguís esos M&M's, podés enfrentar a Rufián y salvar a todos los animales del océano" - le dijo Pipo.
Lalo se llenó de valor y dijo: "¡Voy a buscar esos M&M's!" - La aventura comenzaba.
El primer M&M que Lalo necesitaba estaba en la Isla de las Estrellas. Viajó nadando con todas sus fuerzas y, al llegar, se encontró con una cebra marina. "Hola, hermosa cebra. He venido por el primer M&M del Caos" - dijo Lalo. La cebra le respondió: "Necesitarás resolver mi acertijo antes de que te lo entregue. ¿Qué tiene un ojo pero no puede ver?" -
Lalo pensó y pensó, hasta que se le ocurrió: "¡Una aguja!" - La cebra sonrió y le dio el primer M&M, brillando como un sol.
Su siguiente destino era el arrecife de coral, donde se decía que el segundo M&M estaba custodiado por una tortuga sabia. Al llegar, Lalo se encontró con la tortuga, que le dijo: "Para obtener el segundo M&M, debes demostrar tu generosidad. Comparte algo valioso con alguien" - Lalo miró a su alrededor y vio un pez pequeño que no tenía comida. "Aquí está mi comida. No quiero que pases hambre" - dijo Lalo. La tortuga, satisfecha con su generosidad, le entregó el segundo M&M.
Con los dos M&M's en su poder, Lalo continuó su camino. Sin embargo, en la travesía, se encontró con un coral enredado con plástico. "¡Ayuda! No puedo salir!" - gritó un pez. Lalo sintió que debía ayudarlo. "Déjame ayudarte" - dijo, y con esfuerzo, liberó al pez. "Te agradeceré siempre, Lalo" - dijo el pez, y mientras se alejaba, Lalo sintió que había hecho lo correcto.
Finalmente, Lalo llegó a una cueva oscura, donde se decía que estaban los últimos M&M's. Dentro de la cueva, había un dragón de mar. "Sólo los más valientes pueden acercarse a mis M&M's. ¿Por qué crees que te debería dármelos?" - preguntó el dragón. Lalo recordó cómo había ayudado a los demás y dijo: "Los he buscado para proteger a mis amigos y ayudar a todos en el océano" - El dragón quedó impresionado por su valentía y le entregó todos los M&M's del Caos.
Lalo ahora tenía poder suficiente para enfrentarse a Rufián. Volvió rápidamente a su hogar y, cuando llegó, se encontró con el tiburón, que ya estaba aterrorizando a los animales del océano. "¡Rufián! Si no dejas en paz a mis amigos, me veré obligado a usar los M&M's del Caos contra vos" - dijo Lalo.
Rufián se río, pero Lalo empezó a darles brillo y un fulgor increíble comenzó a llenar el océano. "No me dejaré vencer tan fácil, ajolote" - dijo Rufián, pero al ver el poder de los M&M's, comenzó a temer. "¡Espera! Podemos hacer un trato" - ofreció Rufián. Lalo, viendo que había asustado al tiburón, le respondió. "No habrá tratos: ¡es hora de que aprendas a ser amable o te enfrentarás a los de verdad!"
Rufián entendió que no podía seguir asustando a los demás. "Está bien, Lalo. Prometo no volver a molestar a nadie y ser un buen tiburón" - dijo.
Desde ese día, Rufián guardó la paz en el océano. Lalo, feliz por haber triunfado, siguió sus aventuras acompañando a sus amigos, sabiendo que la valentía y la empatía siempre son las mejores armas en cualquier lucha.
FIN.