El amanecer de Martina y Lucas
Había una vez dos hermanos, Martina y Lucas, que estaban muy emocionados porque iban de vacaciones a la playa con su familia.
Desde que salieron de su casa, no pararon de cantar y hacer planes sobre todas las cosas divertidas que harían en la playa. Al llegar al lugar, corrieron hacia la orilla del mar y sintieron la brisa fresca en sus caras. Martina recogió almejas mientras Lucas construía un castillo de arena.
Estaban tan felices que ni siquiera notaron cuando se hizo tarde. - ¡Chicos, es hora de volver al hotel! - gritó mamá desde lejos. Martina y Lucas se miraron preocupados. No querían irse todavía, pero sabían que tenían que obedecer a mamá.
- ¿Y si volvemos mañana bien temprano? - sugirió Martina con una sonrisa traviesa. - ¡Sí! ¡Así podremos ver el amanecer en la playa! - exclamó Lucas emocionado.
Esa noche cenaron juntos en un restaurante frente al mar y luego se fueron a dormir temprano para poder levantarse antes del amanecer. Apenas pudieron cerrar los ojos de la emoción por lo que les esperaba al día siguiente.
Cuando el despertador sonó, Martina y Lucas saltaron de la cama sin pensarlo dos veces. Se vistieron rápidamente, agarraron una manta y salieron corriendo hacia la playa en la oscuridad. El cielo empezaba a iluminarse lentamente mientras ellos buscaban el lugar perfecto para sentarse y disfrutar del espectáculo natural.
El sol comenzó a asomar por el horizonte, tiñendo el cielo de colores rosados y anaranjados. Las olas rompían suavemente en la orilla, creando una melodía relajante que acompañaba el amanecer.
Martina abrazó a su hermano emocionada mientras ambos contemplaban maravillados aquel momento mágico. - ¡Es increíble! Nunca había visto algo tan hermoso - susurró Lucas con los ojos brillantes. - Es como si el sol nos regalara este momento solo a nosotros dos - respondió Martina con voz suave.
Después de presenciar el amanecer más bonito de sus vidas, los hermanos regresaron al hotel llenos de energía positiva y felices por haber compartido esa experiencia única juntos.
Se dieron cuenta de lo importante que era disfrutar cada instante y valorar los momentos especiales en familia. Desde ese día, Martina y Lucas siguieron siendo inseparables, recordando siempre aquel amanecer en la playa como un tesoro guardado en sus corazones para siempre.
Y así continuaron viviendo aventuras juntos, aprendiendo a apreciar las pequeñas cosas que hacen grande cada día.
FIN.