El amigo del hada
Todos los días se despertaba temprano para volar sobre el bosque y observar a los animales que vivían allí. Pero, aunque intentaba acercarse a los humanos que pasaban por la montaña, siempre terminaba escondiéndose de ellos.
Un día, mientras volaba cerca de un sendero, escuchó unos gritos desesperados. Al acercarse, vio a un niño perdido en el bosque. El hada decidió ayudarlo y lo guió hacia su hogar en la cima de la montaña.
El niño estaba fascinado con el hada y le preguntó cómo era posible que ella pudiera volar. El hada le explicó que tenía alas mágicas que le permitían moverse por el aire.
"¡Eso es genial! Me encantaría poder volar como tú", dijo el niño emocionado. "Bueno, quizás puedas aprender algún día", respondió el hada sonriendo. A partir de ese día, el niño visitaba al hada todos los días para jugar con ella y aprender más sobre magia y vuelo.
Con cada visita, también aprendía sobre la importancia del respeto hacia la naturaleza y los seres vivos que habitaban en ella. Un día, mientras jugaban juntos en la montaña, una tormenta apareció repentinamente.
El viento soplaba tan fuerte que las alas del hada no podían mantenerla estable en el aire. El niño se dio cuenta de lo peligroso de la situación e intentó ayudarla sin éxito.
De repente, recordó algo importante: "Recuerdo haber visto una cueva cuando caminábamos por aquí hace unos días. Tal vez podamos refugiarnos allí hasta que pase la tormenta". El hada asintió y juntos corrieron hacia la cueva.
Allí, el niño improvisó una hoguera para mantenerlos calientes mientras esperaban a que la tormenta pasara. "Eres muy valiente y astuto", le dijo el hada al niño. "Gracias por ayudarme". "De nada", respondió el niño sonriendo. "Siempre estaré aquí para ayudarte cuando lo necesites".
Desde ese día, el hada solitaria ya no estaba sola. Había encontrado un amigo fiel en quien confiar y compartir sus aventuras mágicas.
Juntos, volaban sobre las montañas y los bosques, aprendiendo sobre la importancia de cuidar nuestro planeta y respetar a todas las criaturas vivas que lo habitan. Y así fue como un encuentro casual en una montaña cambió la vida del hada solitaria para siempre.
