El Amigo del Mundo Nuevo


Había una vez un niño llamado Mateo, quien siempre había soñado con descubrir nuevos mundos y vivir grandes aventuras.

Un día, mientras exploraba el desván de su casa, encontró un viejo mapa que parecía indicar la existencia de un lugar desconocido. Emocionado por la posibilidad de encontrar algo nuevo, decidió emprender su viaje. Con su mochila al hombro y llena de provisiones, Mateo se adentró en el bosque siguiendo las indicaciones del mapa.

Caminó durante horas hasta que finalmente llegó a un claro donde vio una extraña puerta en medio de la nada. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta y quedó boquiabierto al descubrir que estaba frente a un mundo completamente nuevo.

Al cruzar la puerta, Mateo se encontró con criaturas fantásticas y paisajes maravillosos. Había árboles gigantes que tocaban el cielo con sus ramas y ríos cristalinos llenos de peces multicolores.

Pero lo más sorprendente fue cuando se topó con unos seres pequeños llamados —"saltimbanquis" , quienes tenían alas brillantes y podían volar. "¡Hola! ¿Quién eres tú?" -preguntaron los saltimbanquis curiosos al ver a Mateo. "Soy Mateo, vine desde mi mundo para explorar este nuevo lugar" -respondió emocionado el niño.

Los saltimbanquis le contaron a Mateo sobre las maravillas de su mundo: cómo cuidaban la naturaleza y vivían en armonía con todos los seres que habitaban allí.

También le explicaron que había un gran problema: el árbol de la vida, que brindaba energía y vitalidad a todo su mundo, estaba enfermo y necesitaban encontrar una solución. "¡Yo puedo ayudarlos! Soy muy bueno resolviendo problemas" -dijo Mateo con confianza.

Juntos, Mateo y los saltimbanquis emprendieron una búsqueda para encontrar la cura para el árbol de la vida. Recorrieron montañas altas, cruzaron puentes colgantes y atravesaron cuevas oscuras. En cada paso del camino, aprendieron lecciones importantes sobre trabajo en equipo, perseverancia y respeto por la naturaleza.

Finalmente, después de muchas aventuras emocionantes, encontraron una antigua flor mágica que tenía el poder de sanar al árbol de la vida.

Con cuidado y amor, colocaron la flor junto al árbol y vieron cómo poco a poco volvía a llenarse de fuerza y vitalidad. Los saltimbanquis estaban tan agradecidos con Mateo por su valentía y determinación que decidieron nombrarlo "Amigo del Mundo Nuevo". Juntos celebraron con una gran fiesta en honor al árbol de la vida recuperado.

Cuando llegó el momento de despedirse, los saltimbanquis le regalaron a Mateo un objeto especial: una pequeña estrella brillante que representaba su amistad duradera. Prometieron mantener contacto y seguir protegiendo juntos el mundo nuevo.

Con lágrimas en los ojos pero lleno de alegría en el corazón, Mateo regresó a casa llevando consigo recuerdos invaluables y un mensaje importante para todos: que cada uno de nosotros tiene el poder de hacer la diferencia y cuidar nuestro mundo.

Desde ese día, Mateo siempre recordó su aventura en el mundo nuevo y se convirtió en un defensor de la naturaleza, inspirando a otros a proteger y valorar nuestro planeta. Y así, gracias a su valentía y determinación, logró cambiar el mundo para mejor.

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