El amigo detrás del monstruo
que vivía en lo profundo del bosque. Era un ser temible y peligroso, con dientes afilados y garras largas como cuchillos.
Los animales del bosque evitaban pasar cerca de su guarida, y los humanos que se aventuraban por allí nunca volvían. Un día, sin embargo, una pequeña niña llamada Sofía decidió explorar el bosque por su cuenta. A pesar de las advertencias de sus padres y amigos, ella estaba segura de que no había nada que temer.
"No te vayas muy lejos", le dijo su madre mientras la abrazaba fuerte antes de partir. "No te preocupes, mamá", respondió Sofía con una sonrisa valiente. "Todo va a estar bien".
Sofía caminó durante horas entre los árboles altos y el follaje espeso hasta que llegó a una cueva oscura y misteriosa. Allí dentro, sintió un escalofrío recorrerle la espalda: algo se movía en la oscuridad. De repente, apareció el monstruo de terror ante ella.
Con sus ojos rojos brillantes fijos en la pequeña niña indefensa, extendió sus garras hacia ella para atacarla. Pero algo extraño sucedió entonces: el monstruo vaciló por un momento antes de detenerse completamente frente a Sofía.
Ella pudo ver cómo sus ojos pasaron de rojo furioso a amablemente azul claro. "¿Quién eres tú?", preguntó el monstruo sorprendido. "Soy Sofía", respondió ella con seguridad en su voz. "Y tú eres un monstruo de terror".
"Sí, lo soy", dijo el monstruo con tristeza. "Pero no siempre fui así. Antes era una criatura amable y cariñosa, pero la soledad y el miedo me cambiaron".
Sofía se acercó al monstruo con valentía y le ofreció su mano. "No tienes que estar solo", le dijo ella. "Yo puedo ser tu amiga". El monstruo vaciló por un momento antes de aceptar la mano extendida de Sofía.
Juntos, salieron de la cueva para explorar el bosque juntos. A partir de ese día, Sofía visitaba al monstruo todas las semanas para jugar y charlar con él en su guarida del bosque. Poco a poco, el monstruo volvió a ser amable y cariñoso como antes.
Con el tiempo, los animales del bosque dejaron de temer al antiguo monstruo de terror y comenzaron a verlo como un amigo confiable.
Los humanos también comenzaron a visitarlo para escuchar sus historias sobre cómo había aprendido a superar su miedo y soledad gracias a la amistad con Sofía. En resumen, esta historia nos enseña que no debemos juzgar a los demás por su apariencia o reputación sin conocerlos primero.
La verdadera belleza reside en nuestro interior, donde podemos encontrar amigos inesperados e historias maravillosas si estamos dispuestos a abrirnos al mundo que nos rodea.
FIN.