El amigo dragón de Ezequiel
Había una vez un niño llamado Ezequiel que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Era un niño muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas experiencias que le permitieran aprender y crecer.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Ezequiel encontró una extraña cueva escondida entre las rocas. Sin pensarlo dos veces, decidió explorarla para ver qué se escondía allí adentro.
Al entrar en la cueva, Ezequiel se encontró con una sorpresa increíble: ¡un dragón dormido! El animal era enorme y majestuoso, con escamas brillantes y ojos penetrantes.
Pero lo más impresionante fue cuando el dragón abrió los ojos y comenzó a hablarle al niño:"Hola pequeño humano ¿qué haces aquí?"- preguntó el dragon. Ezequiel estaba asombrado por la habilidad del dragón para hablar. Después de recuperarse del shock inicial, respondió:"Soy Ezequiel, solo estaba explorando esta cueva y no sabía que había alguien más aquí".
El dragón sonrió amistosamente y explicó que había estado durmiendo durante mucho tiempo dentro de la cueva porque se sentía triste e incomprendido por los humanos. "La gente me teme sin conocerme -dijo el dragón-.
Me llaman monstruo y piensan que soy peligroso sólo porque soy diferente". Ezequiel sintió mucha empatía por el dragón. Él también había sido juzgado injustamente en algunas ocasiones debido a su personalidad algo excéntrica. "No te preocupes, yo te entiendo -le dijo Ezequiel-.
Yo también soy diferente a los demás, pero eso no significa que sea malo o peligroso". El dragón pareció sentirse mejor después de hablar con Ezequiel. Juntos comenzaron a explorar la cueva y descubrieron muchos tesoros ocultos.
El dragón le mostró a Ezequiel cómo volar por el aire y respirar fuego, mientras que el niño le enseñó al dragón sobre las cosas increíbles que se pueden hacer en el mundo humano.
Con el tiempo, la amistad entre Ezequiel y el dragón creció cada vez más fuerte. El niño visitaba regularmente la cueva para pasar tiempo con su amigo gigante y juntos aprendían cosas nuevas todos los días.
Un día, un grupo de cazadores llegó al bosque buscando al monstruo temido por todos: el dragón. Cuando llegaron a la cueva lo encontraron durmiendo junto a Ezequiel. Al ver al animal dormido pensaron que era fácil de atrapar, pero cuando intentaron acercarse para capturarlo, despertó furioso.
El dragón lanzó llamaradas de fuego hacia los cazadores asustados y estos huyeron corriendo del lugar sin mirar atrás. Después del susto, Ezequiel habló con su amigo:"¿Por qué hiciste eso? Podrías haberlos lastimado gravemente".
El dragon respondió:"Soy un ser pacífico pero también tengo derecho a defenderme si alguien quiere herirme sólo por mi apariencia". Esa experiencia hizo que ambos amigos se dieran cuenta de lo importante que es respetar a los demás y no juzgarlos por su apariencia o costumbres.
El dragón decidió salir de la cueva y mostrarse ante el mundo para enseñarles sobre la importancia del respeto y la tolerancia. Gracias a Ezequiel, el dragón pudo encontrar su lugar en el mundo, demostrando que lo diferente no siempre es malo.
Desde entonces, se convirtió en un defensor de las causas justas y un gran amigo para todos aquellos que lo necesitaban.
Ezequiel aprendió que nunca debe juzgar a alguien por su apariencia o habilidades, ya que todos somos seres valiosos y merecemos ser tratados con amor y respeto. Y así fue como la amistad entre un niño curioso y un dragón incomprendido cambió sus vidas para siempre.
FIN.