El amigo en la oscuridad


Había una vez un pequeño niño llamado Mateo que tenía mucho miedo de la oscuridad.

Cada noche, cuando llegaba la hora de irse a dormir, se escondía bajo las sábanas y cerraba los ojos bien fuerte para no ver nada. Pero una noche, algo extraño sucedió. Mientras Mateo estaba acurrucado en su cama, oyó un ruido proveniente del armario. El corazón le empezó a latir muy rápido y el sudor comenzó a correr por su frente.

Tenía tanto miedo que no sabía qué hacer. "¿Quién está ahí?"- preguntó Mateo con voz temblorosa. No hubo respuesta. Pero el ruido continuaba. "¡S-sal de ahí ahora mismo!"- gritó Mateo con valentía intentando ocultar su miedo.

De repente, apareció un monstruo gigante saliendo del armario. Era animal y tenía dientes afilados como cuchillos. Sus ojos brillaban en la oscuridad y emitía sonidos extraños mientras respiraba.

Mateo sintió cómo sus piernas temblaban y sus manos sudaban aún más. Pero en lugar de huir despavorido como siempre hacía, decidió enfrentarse al monstruo con valentía. "¿Qué quieres de mí?"- preguntó Mateo con voz firme aunque por dentro estaba asustado hasta los huesos.

El monstruo se detuvo y lo miró sorprendido. "Nadie me ha hablado así antes"- respondió el monstruo-. "Siempre he sido considerado un ser malvado sin razón alguna". Mateo se dio cuenta de que el monstruo no era tan aterrador como pensaba.

Decidió acercarse un poco más y le preguntó con curiosidad: "¿Por qué te escondes en mi armario?"El monstruo suspiró y bajó la cabeza. "Siempre he vivido en la oscuridad, asustando a las personas.

Pero me di cuenta de que eso no me hacía feliz. Me sentía solo y triste". Mateo se sintió identificado con aquellas palabras. Él también había sentido soledad y tristeza por su miedo a la oscuridad.

"Quizás podríamos ayudarnos mutuamente"- sugirió Mateo con una sonrisa-. "Yo puedo enseñarte cosas bonitas de la luz del día, mientras tú me ayudas a superar mi miedo a la oscuridad". El monstruo levantó la cabeza y pareció pensar durante unos segundos. Luego, asintió con entusiasmo.

"¡Trato hecho!"- exclamó. A partir de ese momento, Mateo y el monstruo se convirtieron en grandes amigos. Salían juntos al parque para disfrutar del sol, jugaban bajo los árboles y compartían momentos divertidos.

Y cuando llegaba la noche, el monstruo se quedaba junto a Mateo para protegerlo de cualquier cosa que pudiera asustarlo. Con el tiempo, Mateo dejó de tener miedo a la oscuridad gracias al apoyo del monstruo.

Aprendió que no hay nada malvado en ella, solo era algo desconocido que podía explorar sin temor. Y así fue como Mateo descubrió que los miedos pueden convertirse en amigos si les das una oportunidad. Y que incluso los monstruos más aterradores pueden tener un corazón amable.

Desde aquel día, Mateo no volvió a esconderse bajo las sábanas por miedo a la oscuridad. Sabía que siempre tendría un amigo al lado, dispuesto a enfrentar cualquier mounstro en la oscuridad junto a él.

Dirección del Cuentito copiada!