El Amigo Feo
En un pequeño bosque, lleno de árboles frondosos y melodiosos cantos de aves, vivía una comunidad de animales que disfrutaba de la vida en armonía. Entre ellos, estaban Lila la liebre, Tito el tortuga y Roco el zorro. Un día, mientras jugaban al escondite, una extraña luz brilló en el cielo y descendió rápidamente hacia el bosque. Los animales, asombrados, se acercaron al lugar del aterrizaje.
De la luz emergió un extraño ser con piel verde y grandes ojos amarillos. Tenía un aspecto poco convencional que hizo que los animales se sobresaltaran.
- “¡Hola, amigos! ” - exclamó el ser.
- “¿Quién sos? ” – preguntó Lila, con un poco de miedo.
- “Soy Feo, un extraterrestre de Ruliar y he venido a conocerles” – respondió con una sonrisa.
Los animales se miraron unos a otros, un poco confundidos.
- “Pero, Feo, no te vemos tan bonito” – observó Roco, intentando ser honesto.
- “Eso es porque, de donde soy, la belleza no se mide sólo por la apariencia. Se mide por los actos y la bondad de uno” – explicó Feo.
Los animales no estaban seguros de lo que decían, pero decidieron darle una oportunidad y lo invitaron a jugar. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la torpeza de Feo comenzó a molestar a los animales. Más de una vez, terminaba rompiendo algo o asustando a los pájaros.
- “Feo, tal vez debas irte a tu planeta” – dijo Tito, con mucha cautela.
- “¿Por qué? Solo quiero ser su amigo” – contestó Feo, con tristeza en su voz.
Los animales no supieron cómo responder. Feo se alejó cabizbajo y fue a sentarse bajo un gran árbol. Sin embargo, Lila, que era muy curiosa, decidió seguirlo.
- “¿Viste? Los demás no te entienden. Pero yo creo que podés ser muy especial” – le dijo.
- “¿Por qué lo dices? ” – preguntó Feo, levantando la mirada.
- “Porque aunque seas diferente, todos tenemos algo especial, como tú. Podés mostrarnos lo que sabes hacer” – sugirió Lila.
Feo sonrió por primera vez y comenzó a contarles sobre su planeta.
- “En Ruliar, resurfazco las piedras y les doy vida. Puedo hacer que funcione la naturaleza en todos lados” – dijo, emocionado.
Los animales escucharon atentamente mientras Feo compartía sus conocimientos. Después de un rato, se les ocurrió una idea.
- “¡Podés ayudarnos a mejorar nuestro bosque! Podés hacer que crezcan más flores y un río más limpio” – propuso Roco.
La idea entusiasmó a todos, así que se pusieron manos a la obra. Feo usó sus habilidades mágicas para embellecer el bosque. Todo comenzó a florecer como nunca antes y la vida en la comunidad se volvió más vibrante.
Poco a poco, los animales comenzaron a ver a Feo bajo una nueva luz. No sólo era un extraterrestre distinto, sino que era alguien que había traído alegría y color a sus vidas.
- “¡Feo, sos nuestro héroe! ” – gritó Lila, mientras bailaba entre las flores.
- “Gracias, amigos” – dijo Feo, sintiéndose finalmente aceptado.
Y así, Feo se convirtió en parte de la comunidad del bosque. Los animales aprendieron que la verdadera belleza no estaba en cómo se veía, sino en lo que uno podía ofrecer y en la amistad que construían juntos.
Desde aquel día, Feo y sus amigos vivieron felizmente, explorando el bosque, creando y cuidando de su hermoso hogar – y lo más importante, demostrando que la verdadera amistad puede surgir de las diferencias.
FIN.