El Amigo Gigante
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un niño llamado Cong. Cong era un niño curioso y aventurero, siempre buscando cosas nuevas para explorar. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un extraño ruido que provenía de unas piedras grandes y cubiertas de musgo.
- ¿Quién anda ahí? - preguntó Cong, con un poco de miedo en su voz.
De repente, una enorme figura apareció detrás de las piedras. Era Gogsila, un gigante de piel verde y ojos brillantes. Aunque parecía aterrador, Gogsila tenía una sonrisa amistosa.
- ¡Hola, pequeño! Soy Gogsila, el gigante guardián de este bosque. No temas, solo estaba tratando de despertar un árbol dormilón - dijo Gogsila, señalando un gran roble que parecía estar adormecido.
Cong se sintió intrigado y se acercó un poco más.
- ¿Puedes hablar con los árboles? - preguntó el niño, asombrado.
- Sí, y ellos me cuentan muchos secretos sobre la naturaleza. Pero a veces, los árboles están un poco cansados y necesitan una buena canción para despertarse - explicó Gogsila.
A Cong le encantó la idea y le pidió a Gogsila que le enseñara algunas canciones de los árboles. Así, los dos nuevos amigos se sentaron bajo la sombra del enorme roble y comenzaron a cantar juntos. La música llenó el aire, y una brisa suave comenzó a mover las hojas del árbol.
- ¡Mira! - exclamó Gogsila emocionado - ¡Está despertando!
El árbol, animado por la melodía, comenzó a agitar sus ramas y, como si al fin hubiera escuchado su canción, soltó unas bellotas doradas que cayeron como lluvia sobre el suelo.
- ¡Wow! ¡Son bellotas mágicas! - dijo Cong con los ojos brillantes.
De repente, un pequeño ardilla apareció al lado de ellos.
- ¡Gracias, Gogsila! - chilló la ardilla - ¡Eran días que no veía una bellota de estas! Esto es un festín para mí y mis amigos!
Gogsila sonrió. - ¡Me alegra que te guste! Al cuidar el bosque, todos nos beneficiamos. Cada árbol es una parte de nuestro hogar.
Cong, viendo lo felices que estaban los animales con las bellotas, tuvo una idea. - ¡Podríamos hacer un festival en el pueblo! Así más personas conocerán la importancia de cuidar la naturaleza.
Gogsila se mostró entusiasmado. - ¡Esa es una gran idea! Juntos podemos organizar un festival donde enseñemos a todos sobre la naturaleza y sus tesoros.
Así fue como Cong y Gogsila comenzaron a planear el gran festival. Juntaron todas las criaturas del bosque: aves, ardillas, y hasta mariposas, que ayudaron a decorar el lugar. Cong invitó a todos los niños del pueblo, y Gogsila fue por la gran noticia a los pueblos cercanos.
El día del festival, el bosque se llenó de colores y risas. Los niños podían ver diferentes plantas, aprender sobre los árboles y hasta disfrutar de bellotas doradas en deliciosos postres.
- ¿Ves, Cong? - dijo Gogsila mientras observaban la alegría que reinaba - Cuando cuidamos de la naturaleza, ella nos cuida a nosotros.
- ¡Sí, ¡es un ciclo mágico! - respondió Cong, sintiendo que había hecho un gran amigo.
Sin embargo, mientras bailaban y cantaban, de pronto se escuchó un estruendo. Una pequeña turbulencia surgió entre los árboles y un grupo de hombres empezó a talar algunos de ellos.
- ¡Alto! - gritó Cong, acercándose con valentía - ¡No pueden hacer eso! Estos árboles son nuestros amigos.
Los hombres se detuvieron, sorprendidos por la valentía del niño. - ¿Cómo que son amigos? - dijo uno de ellos, incrédulo.
- ¡Sí! - exclamó Cong, emocionado - Todo lo que necesitamos es hablar con ellos. Vení, Gogsila, cuéntales tu historia.
Gogsila se acercó a los hombres y les habló sobre la importancia de los árboles, cómo mantienen el aire limpio y dan hogar a muchos animales. Les explicó que si seguían talando sin cuidado, el bosque podría desaparecer, y con él todos sus amigos.
Los hombres, al escuchar tan emocionante historia y ver a un niño y a un gigante defendiendo su hogar, se sintieron avergonzados.
- Tienes razón - admitió uno de ellos - prometemos detenernos y ayudar a cuidar el bosque en lugar de dañarlo. Aprenderemos más sobre la naturaleza.
Cong sonrió, orgulloso de su valentía y de la nueva amistad que había formado entre los humanos y el bosque.
- ¡Celebramos la naturaleza! - gritó Cong mientras todos los habitantes del bosque se unían a los hombres para cuidar su hogar.
Desde aquel día, Cong y Gogsila se convirtieron en los mejores amigos, siempre juntos, cuidando el bosque y enseñando a todos sobre la importancia de amar y proteger la naturaleza. Así, el pueblo aprendió que, aunque fueran pequeños o grandes, todos podían hacer una diferencia.
Y así, entre risas y canciones, el bosque y sus amigos vivieron felices para siempre, recordando que la amistad y el respeto por la naturaleza son los mayores tesoros de todos.
FIN.