El amigo gnomo de Sofía



Había una vez una nena llamada Sofía, quien amaba pasar tiempo en la naturaleza. Un día, decidió aventurarse en el bosque cercano a su casa para explorar un poco más.

Pero mientras caminaba, se distrajo y perdió el rumbo. Sofía intentó encontrar su camino de regreso a casa, pero todo parecía igual y no reconocía nada de lo que veía. La noche comenzó a caer y la niña empezó a sentir miedo.

Sabía que debía mantenerse calmada si quería encontrar ayuda. Mientras caminaba por el bosque oscuro, escuchó algo moverse entre los árboles. Se asustó mucho y comenzó a correr, sin saber hacia dónde iba.

De pronto tropezó con una raíz levantada y cayó al suelo. -¡Ay! -dijo Sofía mientras se frotaba las rodillas raspadas. Fue entonces cuando escuchó un ruido extraño detrás de ella. Se dio vuelta lentamente para ver qué era y descubrió una pequeña criatura peluda que la observaba curiosa.

-Hola -dijo la criatura-. ¿Estás perdida? -Sí -respondió Sofía-, me perdí en el bosque y no sé cómo volver a mi casa. La criatura le sonrió amablemente. -No te preocupes -le dijo-, yo puedo ayudarte.

Soy un gnomo del bosque y conozco cada rincón de aquí. Sofia se sintió aliviada al escuchar eso e inmediatamente acepto ayuda del gnomo del bosque. El gnomo comenzó a guiarla por senderos ocultos que ella jamás había visto.

Le enseñó cómo reconocer los árboles y las plantas, a escuchar los sonidos de los animales y le contó historias sobre la vida en el bosque.

Mientras caminaban, Sofía se dio cuenta de que estaba disfrutando mucho la aventura con el gnomo del bosque. Se sentía menos asustada y más segura sabiendo que tenía un amigo a su lado. Finalmente, después de varias horas de caminar juntos, llegaron al borde del bosque donde Sofía reconoció su casa.

Estaba tan feliz de haber encontrado su camino de regreso gracias al gnomo del bosque. -¡Muchas gracias! -le dijo Sofía emocionada-. Nunca olvidaré todo lo que me enseñaste hoy.

-No hay problema -respondió el gnomo-, siempre estaré aquí para ayudarte cuando lo necesites. Desde ese día en adelante, Sofía visitaba regularmente el bosque para ver a su amigo gnomo. Aprendió mucho sobre la naturaleza y se sintió más conectada con ella.

Y cada vez que se aventuraba por sí sola en el bosque, recordaba las lecciones del gnomo y nunca volvió a perderse otra vez.

FIN.

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