El amigo invisible
Había una vez un niño llamado Andrés que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Aunque era muy inteligente y amable, a veces se sentía solo porque no tenía muchos amigos en la escuela.
Soñaba con tener un compañero especial con quien compartir aventuras y risas. Un día, mientras caminaba por el parque después de clases, Andrés encontró un viejo libro en uno de los bancos. Al abrirlo, vio una fotografía antigua de un hombre sonriente.
En la parte inferior de la foto decía: "Don Bosco". Andrés nunca había oído hablar de Don Bosco antes, pero algo le decía que ese hombre sería alguien especial para él.
Decidió investigar más sobre él y descubrió que fue un sacerdote italiano que dedicó su vida a ayudar a los niños y jóvenes necesitados. Lleno de emoción, Andrés llevó el libro a la escuela al día siguiente para mostrarle a su profesora lo que había encontrado.
La profesora reconoció inmediatamente a Don Bosco y les contó a todos los alumnos sobre su gran labor en favor de los jóvenes.
Desde ese momento, Andrés comenzó a imaginar cómo habría sido si Don Bosco hubiese sido su compañero en la escuela. Se imaginaba compartiendo meriendas juntos, jugando al fútbol durante el recreo e incluso resolviendo misterios como detectives.
Una tarde soleada, mientras Andrés estaba sentado bajo un árbol del patio escolar leyendo sobre las aventuras del famoso personaje literario Tom Sawyer, sintió una brisa cálida acercarse hacia él. Cuando levantó la mirada, se encontró cara a cara con un hombre vestido con una túnica negra y una sonrisa amigable en su rostro.
- ¡Hola, Andrés! ¿Puedo sentarme contigo? - dijo el hombre misterioso. Andrés no podía creer lo que veía. Era Don Bosco, su héroe de los libros y ahora estaba allí frente a él como si fuese uno más de sus compañeros de clase.
- ¡Claro que sí! Será un honor tenerlo como mi compañero - respondió Andrés emocionado. A partir de ese día, Andrés y Don Bosco se volvieron inseparables.
Juntos resolvieron problemas matemáticos difíciles, ayudaron a otros niños con sus tareas escolares e incluso organizaron una feria benéfica para recaudar fondos para los más necesitados. Don Bosco le enseñó a Andrés la importancia de ser justo, generoso y valiente. Le mostró cómo cuidar y proteger a aquellos que eran menos afortunados.
Y sobre todo, le enseñó el valor de la amistad verdadera. Con el tiempo, las aventuras entre Andrés y Don Bosco se hicieron famosas en toda la escuela.
Los demás niños también querían formar parte de ellas y aprender del gran ejemplo que representaba Don Bosco. Sin embargo, llegó el día en que Don Bosco tuvo que partir.
Aunque su estancia en la escuela había sido breve pero intensa, dejó una huella imborrable en el corazón de todos los niños, especialmente en el de Andrés. - No olvides nunca lo aprendido juntos, Andrés. Siempre estaré contigo en tu corazón - dijo Don Bosco antes de despedirse.
Desde entonces, Andrés siguió el ejemplo de Don Bosco y se convirtió en un joven valiente y generoso. Ayudaba a los demás siempre que podía y nunca olvidaba la importancia de la amistad verdadera.
Aunque Andrés ya no tenía a Don Bosco como compañero de escuela, sabía que su espíritu siempre estaría con él. Y así, juntos o separados, seguirían haciendo del mundo un lugar mejor para todos.
FIN.