El amigo mágico del aire fresco



Había una vez un niño llamado Libio, que vivía en un hermoso pueblo rodeado de montañas y árboles. Libio era un niño muy curioso y valiente, pero tenía un pequeño problema: le tenía mucho miedo al nebulizador.

Cada vez que su mamá intentaba ponerle el nebulizador para tratar su asma, Libio se ponía a llorar y a esconderse debajo de la cama. No entendía por qué tenía que usar ese aparato tan ruidoso y molesto.

Un día, mientras jugaba en el jardín con sus amigos, Libio tuvo un ataque de asma. Empezó a toser y le costaba respirar. Su mamá llegó corriendo con el nebulizador en la mano.

"Libio, no tengas miedo", le dijo su mamá con ternura. "El nebulizador no es tu enemigo, es tu amigo". Libio miró a su madre confundido.

¿Cómo podía ser eso? Su mamá se sentó junto a él y comenzó a contarle una historia maravillosa:"Sabes, Libio, el nebulizador es como un mago mágico que vive dentro de esa máquina ruidosa. Cuando lo usamos, nos ayuda a respirar mejor y nos hace sentir más fuertes". Libio abrió los ojos sorprendido.

Nunca había pensado en el nebulizador de esa manera.

"Pero mamá", preguntó Libio intrigado, "¿cómo puede ser mi amigo si me da tanto miedo?"Su mamá sonrió dulcemente y continuó contando la historia:"Verás, cada vez que te pones el nebulizador, el mago mágico sale y empieza a hacer su trabajo. Llena tus pulmones de aire fresco y sano, como si estuvieras en un bosque lleno de árboles y flores". Libio imaginó cómo sería estar en ese hermoso bosque, respirando aire limpio y puro.

"Y no solo eso", continuó su mamá, "el mago mágico también te protege de los malvados bichitos del asma. Ellos son pequeños monstruos que se meten en tus pulmones y hacen que te sea difícil respirar".

Libio asintió con la cabeza mientras escuchaba atentamente. "Cuando usamos el nebulizador, el mago mágico hace desaparecer a esos monstruos malvados y los convierte en polvo de estrellas. Así es como te ayuda a estar mejor". Libio se quedó pensativo por un momento.

Empezó a entender que el nebulizador no era algo malo, sino todo lo contrario: era su amigo protector. Desde ese día, Libio dejó de tenerle miedo al nebulizador.

Cada vez que tenía un ataque de asma, recordaba las palabras de su mamá y pensaba en el mago mágico dentro del aparato. Con el tiempo, Libio aprendió a usar el nebulizador por sí mismo. Ya no lloraba ni se escondía debajo de la cama.

Sabía que era necesario para mantenerse sano y fuerte. Y así fue como Libio descubrió que los amigos pueden venir en formas inesperadas. A veces están escondidos dentro de cosas ruidosas o desconocidas, pero siempre están ahí para ayudarnos y protegernos.

Desde aquel día, Libio y su nebulizador se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, enfrentaban los ataques de asma y disfrutaban de las maravillas del aire fresco.

Y así, con valentía y una nueva perspectiva, Libio siguió viviendo aventuras en su hermoso pueblo rodeado de montañas y árboles, sabiendo que el nebulizador era su amigo fiel que siempre estaría allí para cuidarlo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!