El Amor a Distancia
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía Valentina, una simpática muchacha que tenía una hija llamada Lila. A su vez, en otro pueblo, más allá de un inmenso río, vivía Lautaro, un joven lleno de energía y con un pequeño hijo llamado Mateo. Aunque estaban separados por un gran distancia, Valentina y Lautaro habían comenzado a charlar por teléfono y, con el tiempo, se dieron cuenta de que se querían mucho.
Un día, mientras ambos charlaban por videollamada, Valentina dijo:
"¿Sabés una cosa Lautaro? Me encantaría que nuestros hijos crecieran juntos. Creo que sería muy divertido para ellos."
"Sí, Valentina, sería genial. Pero, ¿cómo hacemos para vivir juntos si el río nos separa?" -contestó Lautaro un poco preocupado.
Así fue como Valentina y Lautaro comenzaron a pensar en soluciones, pero cada idea que tenían estaba llena de desafíos.
La primera idea que se les ocurrió fue construir un puente que conectara ambos pueblos. De inmediato, Valentina se puso a dibujar un plano.
"Mirá, podríamos hacer un puente de madera. Es económico y seguro. Pero... ¿quién nos ayudaría a construirlo?" -dijo Valentina.
"Tal vez yo podría viajar con algunas herramientas, pero eso llevará tiempo. ¡No se puede hacer todo de un día para el otro!" -respondió Lautaro.
Así que decidieron pedir ayuda a sus amigos y familiares. Nicólas, el abuelo de Lila, era un gran carpintero, y Florencia, la madre de Mateo, era experta en diseño. Juntos se unieron al proyecto del puente, y poco a poco, la idea comenzó a cobrar vida. Sin embargo, mientras trabajaban, no todo fue fácil.
"Esto no va a funcionar. Está muy alto. No quiero que mis hijos tengan miedo de cruzarlo. Tal vez deberíamos buscar otra opción" -se quejó Florencia.
"Tenés razón. Pero no podemos rendirnos tan fácilmente. Tal vez si lo hacemos más bajo y con barandas..." -sugirió Nicólas.
Con el apoyo del pueblo entero y mucho trabajo, el puente empezó a tomar forma, pero entonces ocurrió un imprevisto. Una gran tormenta azotó la región, y el río creció de tal manera que amenazaba con derribar el trabajo hecho.
"¡No! Todo lo que hicimos..." -gritó Valentina llenándose de miedo.
"¡Vamos Valentina! No debemos rendirnos. Juntos podemos arreglarlo, y no podemos dejar que el clima nos detenga" -dijo Lautaro con determinación.
Y así lo hicieron. Al día siguiente, cuando la tormenta cesó, todos se reunieron para trabajar en equipo. Con esfuerzo, amor y creatividad, lograron reforzar el puente, e incluso decidieron agregar hermosos colores para que todo quedara espectacular.
Después de mucho tiempo de trabajo, el puente finalmente fue inaugurado. Todos estaban emocionados, pero lo más importante es que Lila y Mateo podían cruzar juntos por primera vez.
"¡Mirá, Lila! Estamos en el mismo lado del río. ¡Es como un cuento!" -exclamó Mateo al llegar al final del puente.
"¡Sí! Ahora podemos jugar juntos todos los días" -gritó Lila saltando de alegría.
Finalmente, Valentina y Lautaro decidieron que no solo querían un puente, sino también un hogar. Así que se sentaron a hablar de su futuro.
"Nos queremos, nuestros hijos se quieren, entonces ¿por qué no juntar nuestras familias en un lindo lugar donde todos podamos ser felices juntos?" -propuso Lautaro.
"Sí, creo que es una gran idea. A partir de ahora, seremos una familia. ¡Vamos por más sueños juntos!" -dijo Valentina emocionada.
Y así fue como Valentina y Lautaro decidieron mudarse juntos a un nuevo hogar que habían encontrado, donde ambos hijos pudieron crecer juntos, disfrutar del amor de sus padres, y aprender que la distancia nunca es un obstáculo cuando hay amor y trabajo en equipo.
Desde entonces, el puente no solo era un pasaje entre dos pueblos, sino un símbolo del amor que une las familias, y nunca dejó de ser un lugar especial donde se celebraron muchas aventuras. Todos comprendieron que juntos pueden superar cualquier desafío, porque el amor siempre encuentra la manera de unir corazones.
FIN.