El Amor a Distancia de Juan y Sofía



Érase una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, donde el sol brillaba con fuerza en las mañanas y las estrellas iluminaban las noches, vivía un joven llamado Juan Torres. Juan era un chico soñador, con un corazón lleno de amor y una sonrisa que iluminaba el día de cualquiera. Sin embargo, había algo en su vida que siempre le preocupaba: Sofía, la chica de sus sueños, vivía en una ciudad lejana, a cientos de kilómetros de distancia.

Sofía era una artista talentosa que pasaba sus días pintando hermosos paisajes. Era una chica alegre, llena de energía y con un espíritu libre. Juan la conoció en un viaje que hizo con su familia cuando él tenía diecisiete años. Desde el primer momento que la vio, su corazón latió con más intensidad. Fue un amor a primera vista. Sin embargo, cuando se despidieron, ella tenía que volver a su ciudad y él regresó al suyo, dejando detrás una promesa de amistad que ambos sabían que se llenaría de algo más.

Los meses pasaron y la amistad se convirtió en algo más profundo. A través de mensajes, llamadas y videollamadas, compartieron risas, anécdotas y sueños. A pesar de la distancia, su amor floreció como una planta que crece en las montañas. Pero no todo fue fácil:

"Juan, me encantaría poder verte en persona, pero no sé si tendré tiempo para viajar pronto. Mi trabajo es muy absorbente", dijo Sofía una noche, preocupada por la distancia que había entre ellos.

"Yo también lo deseo, Sofía. Pero quizás podamos planear un viaje pronto. Hasta entonces, podemos seguir buscando formas de estar cerca", respondió Juan, tratando de calmarla.

Siguieron enviándose cartas, mensajes, y hasta se encontraron una vez en una videollamada que duró toda la noche. Pero a medida que pasaba el tiempo, la distancia comenzó a hacerse más pesada. Juan inquieto, extrañaba tanto a Sofía. Las llamadas se volvían menos frecuentes y un día, Juan recibió un mensaje que le rompió el corazón:

"Juan, necesito un tiempo. Siento que aunque te quiero mucho, esto de estar tan lejos me está afectando. Tal vez sea mejor dejarnos ser amigos".

Juan no podía creer lo que leía. Con el corazón roto, sintió que el amor que había cultivado durante tanto tiempo se desvanecía como un castillo de naipes. Sin embargo, no se rindió. Se propuso trabajar en sí mismo y demostrarle a Sofía que su amor era más fuerte que la distancia.

Pasaron los meses y Juan decidió hacer algo extraordinario. Comenzó a escribir un libro sobre su historia, sobre lo que había aprendido en esta travesía de amor y distancia. Estaba convencido de que había algo especial en lo que tenían. Sofía, por su parte, también sentía que había algo que la unía a ese chico del pueblo, pero su trabajo la mantenía ocupada y la distancia era un constante recordatorio de lo difícil que era su situación.

Un día, decidida a cerrar el capítulo de su vida con una atmósfera de cierre, Sofía decidió dar una última oportunidad a su relación. Envió un mensaje:

"Juan, he estado pensando mucho. Creo que deberíamos hablar".

El corazón de Juan se llenó de esperanza de nuevo, llenó su pantalla de emojis de alegría al leerlo:

"¡Claro, hablemos! Te he extrañado tanto. ¿Cuándo puedes?".

Pasaron horas conversando, compartiendo sus sueños y pensamientos. Decidieron que tenían que verse, que tenían que dar ese paso que los acercara de una vez por todas. Sofía propuso un plan:

"¿Qué tal si me ayudas a preparar una exposición en tu ciudad? Puedo ir allí y quizás se sienta más cercano".

"¡Es una gran idea, Sofía! Te ayudaré durante cada paso".

Los días se convirtieron en semanas mientras Juan y Sofía se preparaban para su reencuentro. Planificaron cada detalle meticulosamente, pero siempre había un pequeño cosquilleo en el estómago de Juan. La ansiedad, la emoción, el amor todo mezclado en la espera de verla. Finalmente, el día llegó:

El sol brillaba en el cielo cuando Sofía llegó a la ciudad de Juan. Con una sonrisa y un abrazo, ambos entendieron que todo lo pasado había valido la pena. Al mirarse a los ojos, sabían que su amor había llegado al 100%.

"Nunca pensé que esto fuera posible, Juan. Estoy tan feliz de estar aquí contigo", dijo Sofía, mientras las lágrimas de felicidad asomaban en sus ojos.

"Lo mismo siento, Sofía. La distancia solo hizo que valoráramos más lo que tenemos".

Los días que pasaron juntos fueron mágicos. Pasaron tiempo explorando la ciudad, riendo, creando arte y sobre todo, disfrutando de su amor. Sofía encontró inspiración para su exposición y Juan, su protagonista. Cada paseo juntos era un nuevo capítulo en su historia, una historia que nunca imaginaban que contaría llenarlos de regalos de amor.

Sin embargo, la exposición llegó con sus desafíos; la presión del evento los mantuvo alerta y a veces, estresados. Un día antes de la muestra, hubo un malentendido entre ellos:

"Creo que no seré capaz de soportar esto. El arte es muy importante para mí y no quiero comprometer mis sueños", dijo Sofía, preocupada por el evento.

"Sofía, ¡no es justo! Te he apoyado todo este tiempo, y ahora que se presenta el momento clave, siento que codificas lo que siento por ti"

FIN.

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