El amor a distancia en la Edad Media
Había una vez en la Edad Media, en un pequeño pueblo llamado Vallelargo, dos jóvenes llamados Victoria y Esteban. A pesar de vivir en pueblos diferentes y estar separados por grandes distancias, se habían enamorado perdidamente.
Victoria vivía en el castillo del señor del Valle, mientras que Esteban, un hábil herrero, residía en el pueblo de Monteverde.
Su amor floreció después de que Esteban reparara una de las herraduras del caballo de Victoria, lo que les llevó a intercambiar miradas y risas. Con el tiempo, creció un lazo profundo entre ellos, pero las distancias y los desafíos parecían ser un obstáculo inmenso.
Un día, el rey de la región anunció un torneo para todos los valientes caballeros, con el premio de una bolsa de monedas de oro. Esteban, decidido a ganar el torneo y demostrar su valentía, se inscribió sin dudarlo. -¡Victoria, pronto estaré en el torneo, y ganaré por ti! -exclamó Esteban con entusiasmo.
Sin embargo, en el camino, el puente que llevaba al castillo de Victoria se había caído, y ella no podía viajar hasta Monteverde para ver el torneo. Desesperada por estar con Esteban, Victoria le pidió ayuda a un anciano sabio del pueblo.
El anciano le sugirió escribir una carta a Esteban con su paloma mensajera, narrando todo lo que sentía y deseaba para él en el torneo.
Al recibir la carta, Esteban se emocionó tanto que desvió su camino hacia el castillo del señor del Valle para encontrarse con Victoria. A pesar de no ganar el torneo, Esteban encontró el verdadero tesoro al reencontrarse con su amada. Juntos, comprendieron que el amor verdadero no conoce distancias.
Desde ese día, Esteban y Victoria mantenían vivas las llamas de su amor, utilizando palomas mensajeras para enviar cartas y mantenerse conectados. Aprendieron que el amor, la paciencia y la determinación podían superar cualquier distancia.
Poco a poco, aprendieron a aprovechar la belleza de la espera y a confiar en que el tiempo y la distancia solo fortalecerían su amor.
FIN.