El amor de Alain y Jasmín



En un pintoresco pueblo llamado Villa Alegre, vivía Alain, un joven responsable y cariñoso que cuidaba de sus dos hermanitos pequeños, Nugkui y Sebastián.

Su abuela Rebeca los criaba con amor y sabiduría en una acogedora casita rodeada de flores y árboles frondosos. Una mañana soleada, mientras Alain paseaba por el parque con Nugkui y Sebastián, vio a lo lejos a una niña muy especial. Se acercó tímidamente y la saludó: "Hola, soy Alain.

¿Cómo te llamas?". La niña sonrió con dulzura y respondió: "Soy Jasmín. ¡Qué lindos son tus hermanitos!". Desde ese día, Alain y Jasmín se volvieron inseparables.

Jugaban juntos en el parque, compartían secretos bajo la sombra de un viejo sauce llorón y se contaban historias alrededor de fogatas en las noches estrelladas. Un día, mientras jugaban a las escondidas cerca del río, escucharon unos gritos desesperados.

Corrieron hacia allí y descubrieron que Romel, el papá de Jasmín, estaba atrapado en medio del río revuelto. Sin dudarlo un segundo, Alain se lanzó al agua para rescatarlo. "¡Alain! ¡Ten cuidado!", gritaba Jasmín angustiada desde la orilla.

"Tranquila Jasmín, todo estará bien", respondió valientemente Alain mientras nadaba hacia Romel. Con esfuerzo y determinación, logró llevarlo sano y salvo a la orilla. Todos aplaudieron emocionados su valentía y solidaridad. Desde ese momento, Romel admiró profundamente a Alain por su noble acto.

Días después, Pancha (la mamá de Jasmín) organizó una fiesta en su casa para agradecerle a Alain por salvar a Romel. Todos los vecinos del pueblo asistieron para celebrar la amistad que había surgido entre ellos.

Al finalizar la fiesta, cuando todos ya se habían ido a sus casas excepto Alain y Jasmín; ella le dijo emocionada: "Gracias por ser tan valiente y generoso. Eres un verdadero héroe". Y sin más preámbulos lo abrazó tiernamente.

Alain sintió mariposas revoloteando en su estómago e inmediatamente supo que estaba enamorado de Jasmín. Desde ese día comenzaron una bonita historia juntos llena de aventuras compartidas e infinito amor.

Así fue como Alain aprendió que la valentía va más allá del miedo; que la solidaridad une corazones; que la amistad puede convertirse en amor; pero sobre todo descubrió que el verdadero héroe siempre lleva consigo bondad en el alma.

FIN.

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