El amor de Ana
Había una vez, en un reino muy lejano, una hermosa princesa llamada Ana. Ella tenía todo lo que una princesa podía desear: riquezas, joyas y hasta su propio castillo.
Pero a pesar de tenerlo todo, Ana sentía que algo faltaba en su vida. Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, se encontró con un joven apuesto llamado Miguel.
Al instante, la princesa sintió mariposas en el estómago y supo que había encontrado al amor de su vida. —"Hola" , dijo Ana tímidamente. —"Hola" , respondió Miguel sonriendo. "¿Quieres dar un paseo conmigo?", preguntó la princesa. Así comenzó su historia de amor. Los dos jóvenes pasaban horas hablando y riendo juntos.
La princesa estaba convencida de haber encontrado al hombre perfecto para ella. Pero un día, mientras caminaban por el bosque cercano al castillo, oyeron unos gritos desesperados. Corrieron hacia el lugar del ruido y descubrieron a una anciana atrapada bajo un árbol caído.
Miguel corrió rápidamente para ayudarla a levantarse y llevarla a casa sana y salva. La princesa estaba impresionada por la bondad del joven príncipe.
Pero cuando llegaron al palacio, encontraron a otro pretendiente esperando por la princesa: el príncipe Marcos. Él era rico y guapo como Miguel pero no mostraba ninguna intención de ayudar a la anciana en problemas.
Ana se dio cuenta entonces que aunque Miguel era menos adinerado que Marcos, él tenía un corazón bondadoso y compasivo. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el amor verdadero no se basa en la riqueza o la belleza, sino en la bondad del corazón. "Miguel, eres el hombre más maravilloso que he conocido.
Quiero estar contigo para siempre", le dijo Ana a Miguel. "Yo también te amo, mi princesa", respondió Miguel abrazándola.
Y así vivieron felices para siempre, demostrando que el amor verdadero no tiene precio y que lo importante es encontrar a alguien con un buen corazón.
FIN.