El Amor de Dos Mundos
Había una vez una estudiante llamada Laura, que iba a la escuela en un pequeño pueblo de Argentina. Era una chica inteligente, amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus compañeros. Sin embargo, había un compañero en su clase que, a pesar de su apariencia un poco torpe y desorganizada, capturó su atención. Su nombre era Bruno, pero todos lo llamaban "el burro" porque a veces no entendía las preguntas del profesor y se reía en los momentos menos apropiados.
Un día, mientras Laura estaba practicando matemáticas, se dio cuenta de algo sorprendente: aunque Bruno no era el mejor estudiante, tenía un gran corazón. Siempre ayudaba a los demás, era divertido y hacía que todos se sintieran bienvenidos. A medida que pasaban los días, su amistad fue creciendo y Laura comenzó a enamorarse de él.
Era un día soleado, y Laura decidió confesarle sus sentimientos a Bruno. Se encontró con él en el recreo y le dijo "Bruno, me gustaría hablar con vos... tengo algo importante que contarte."
Bruno, con su habitual energía, respondió "¡Claro, Laura! ¿Qué sucede?"
Laura sintió un nudo en el estómago y se armó de valor. "Me gustás, Bruno. Eres especial para mí."
Bruno se sonrojó. - “¿Yo? Pero soy un ‘burro’ en la escuela... ¿Por qué te gustaría un chico como yo?"
"Porque para mí, lo más importante es lo que hay dentro. Te admiro por ser tan amable y por siempre ayudar a los demás."
Bruno sonrió, pero se sintió un poco inseguro y, en un arrebato de timidez, sugirió ir a los baños del colegio para tener una charla más tranquila.
Mientras caminaban hacia allí, Laura pensó en cómo podría ser un beso y, aunque no sabía mucho sobre el amor, sentía que esos momentos eran especiales. Sin embargo, cuando llegaron, encontraron a sus amigos que habían tenido la misma idea de ir a los baños para jugar. Todos los otros chicos comenzaron a hacer bromas sobre el “amor” de Laura y Bruno, haciendo que ambos se sintieran incómodos.
Bruno, divertido pero un poco avergonzado, miró a Laura y dijo - “Quizás no es el mejor lugar para hablar de esto, ¿no creés?"
"Tienes razón, deberíamos encontrar un lugar más tranquilo.”
Entonces, juntos decidieron salir al patio para continuar su charla.
En el patio, Laura se sintió más segura. "Bruno, no quiero que te preocupes por lo que dicen los demás. Cada uno tiene su propio camino y eso no nos define."
A lo que Bruno respondió con sinceridad "No puedo evitarlo, a veces me siento perdido, como si no perteneciera a este lugar."
"Todos tenemos nuestras diferencias, pero son esas diferencias las que nos hacen únicos. Y lo que siento por vos es verdadero."
Cuando Laura terminó de hablar, Bruno sonrió de nuevo. - “¿Sabés qué? Me gustás mucho también, Laura. Quizás no sea el mejor estudiante, pero puedo ser un buen amigo y eso es lo que quiero ser."
La amistad entre ellos se fortaleció, llenándolos de alegría. Pero, un día, el profesor de matemática decidió hacer un examen sorpresa. Laura estudió y se sintió lista, pero Bruno, al ver la prueba, se puso nervioso y comenzó a dudar de sí mismo.
Cuando Laura terminó, notó que Bruno estaba aturdido. Se acercó a él y le dijo con mucha confianza - “No es el final del mundo, Bruno. Si no te va bien en una prueba, eso no significa que no valgas."
Bruno sonrió. - “Gracias, Laura. No sé qué haría sin vos."
Al final del año, aunque la maestra le dio a Bruno una oportunidad extra para mejorar su calificación, decidió que no importaba tanto la nota, sino lo que había aprendido en el camino: ser auténtico y siempre asistir a sus amigos.
Al fin de cuentas, el vínculo entre Laura y Bruno se hizo más fuerte que nunca. Aprendieron que el amor y la amistad no se trata solo de lo que se ve en la superficie, sino de lo que hay dentro de cada uno de nosotros. Así, Laura y Bruno, fieles a su esencia, continuaron siendo grandes amigos y compartiendo risas.
Con el tiempo, Bruno se volvió más seguro de sí mismo y la escuela fue un lugar más alegre gracias a la amistad que crearon. Y aunque, a veces, algunos lo llamaban "el burro", Laura nunca dejó de ver lo especial que realmente era.
Así, entre risas y complicidad, vivieron felices y enseñaron a su alrededor el verdadero valor de la amistad y el amor.
FIN.