El Amor de Electra y Protona



En el pequeño mundo subatómico de la Atomosfera, había una electrizante joven llamada Electra, un electrón lleno de energía y buenas intenciones, pero que en ese momento se sentía muy triste. Había tenido una pelea con su novio, Electón, porque ambos tenían gustos muy similares y chocaban con frecuencia.

Un día, mientras flotaba por la Basura del Espacio, se encontró con su amigo Neutrón, un neutrón simpático y siempre dispuesto a ayudar.

"Hola, Electra. ¿Por qué tenés esa nube oscura sobre tu cabezita?" - preguntó Neutrón, viendo cómo Electra no podía dejar de suspirar.

"Oh, Neutrón, estoy tan triste. ¡Me peleé con Electón! No sé qué hacer, me siento tan sola y perdida" - respondió Electra con los ojos llorosos.

Neutrón, que siempre había sido un buen amigo, decidió que necesitaba hacer algo para alegrar a su amiga.

"¿Sabés qué? Tengo un amigo que te puede hacer sentir mejor. Se llama Protona y es muy divertido" - dijo Neutrón.

Electra, aunque intrigada, no estaba segura.

"¿Protona? ¿Es otro electrón?" - preguntó.

"No, no. Es un protón. Es un poco diferente, pero tiene una energía positiva que te encantará" - respondió Neutrón.

Luego de un par de días pensándolo, Electra decidió darle una oportunidad y aceptó la invitación de Neutrón para conocer a Protona.

Cuando llegó la tarde del encuentro, Electra estaba un poco nerviosa. Al llegar al Punto de Encuentro de la Atomosfera, se encontró con Protona. Era un protón brillante, lleno de energía y, sobre todo, con una gran sonrisa.

"¡Hola! Eres Electra, ¿verdad? He oído mucho sobre ti. Soy Protona, un placer" - dijo Protona con entusiasmo.

"Hola. Yo también he escuchado sobre vos, Neutrón me ha hablado mucho" - respondió Electra, sintiéndose algo más cómoda.

Los dos comenzaron a hablar y rápidamente se dieron cuenta de que compartían muchos intereses: amaban las estrellas, la música subatómica y sobre todo, los juegos de partículas.

"¿Te gustaría jugar al juego de las partículas bailarinas conmigo?" - preguntó Protona emocionado.

"¡Sí! Me encantaría" - exclamó Electra, olvidándose de todas sus tristezas.

Mientras jugaban, Electra se sintió cada vez más feliz y, para su sorpresa, comenzó a sentirse atraída hacia Protona. La química entre ellos era innegable.

Sin embargo, de repente, lo que parecía una tarde perfecta se tornó un poco tensa. Electón apareció de la nada, queriendo hablar con Electra de nuevo.

"Electra, he estado pensando en lo que pasó. Me gustaría volver a intentarlo, porque somos muy parecidos" - dijo Electón, luciendo arrepentido y ansioso.

Electra miró hacia Protona, quien aunque un poco preocupado, mantenía su sonrisa valiente.

"Electón, aprecio que quieras reconciliarte, pero también he conocido a alguien especial" - contestó Electra con sinceridad.

"¿Qué quieres decir? ¿Quién es?" - preguntó Electón, con sorpresa.

"Es Protona. Me ha hecho sentir cosas nuevas y emocionantes" - dijo Electra, sintiendo que se formaba una nueva unión entre ellos.

"No puedo creerlo. Pero si te hace feliz, entonces espero que encuentren lo que buscan" - dijo Electón, aunque un poco dolido.

Protona, al ver lo bien que se llevaba Electra con su exnovio, decidió intervenir.

"Electón, ser diferente no es algo malo, y Electra tiene derecho a ser feliz. Todos tenemos nuestras propias cargas. Pero por favor, no la hagas sentir presionada" - sugirió Protona con delicadeza.

Electra se sintió agradecida por la comprensión de Protona y a la vez un poco triste por Electón, pero sabía que era el momento de seguir adelante y explorar su nueva relación.

"Electón, gracias por comprender. Siempre serás importante para mí, pero quiero ver a dónde me lleva esto con Protona" - dijo Electra con firmeza y dulzura.

Electón asintió, aceptando la decisión de Electra.

Después de esa noche, Electra y Protona se volvieron inseparables, explorando juntos los rincones de la Atomosfera y aprendiendo sobre el poder de los diferentes. Electra también entendió que no había nada equivocado en ser quien era y que la verdadera amistad y el amor podía encontrarse en los lugares más inesperados.

Y así, Electra y Protona vivieron felices, demostrando que a veces es necesario dejar ir lo que no nos hace bien para hacer espacio a lo nuevo, mientras que Neutrón siempre fue un gran apoyo en su aventura por el universo subatómico. Nunca subestimemos el poder de entenderse a uno mismo y aprender que la diversidad, incluso entre partículas, ¡es lo que hace al universo un lugar tan fascinante!

FIN.

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