El Amor de Gaby y la Bestia
En un lejano reino, donde los cerezos florecían y el sol brillaba como un diamante, vivía una princesa llamada Gaby. Era conocida en todo el reino no solo por su belleza, sino también por su bondad y valentía. Cada día, después de sus lecciones, Gaby salía a pasear por los jardines del castillo, soñando con encontrar el amor verdadero.
Un día, mientras exploraba el bosque cerca del castillo, Gaby escuchó un profundo rugido que la hizo detenerse. Temiendo lo peor, decidió acercarse con cautela. Cuando llegó a un claro, se encontró frente a una enorme bestia, cubierta de pelo y con unos ojos que reflejaban una profunda tristeza. "¿Quién eres?" - preguntó Gaby, aunque un poco temerosa.
"Soy una bestia solitaria, condenada a vivir en estos bosques por una maldición", respondió la bestia con un tono muy melancólico. "Nadie se atreve a acercarse a mí por miedo".
Gaby sintió una extraña conexión con él. "No tengas miedo, yo no te tengo miedo. Puedo verte más allá de tu apariencia", dijo mientras se sentaba en una roca cercana. A medida que pasaban los días, Gaby comenzó a visitar al monstruo con regularidad, trayéndole flores y compartiendo historias sobre su vida en el castillo. Gradualmente, la bestia fue dejando de lado su tristeza, y una amistad floreció entre ellos.
Un día, Gaby le explicó su deseo de ayudarlo a romper la maldición. "Tal vez, si encontramos el corazón verdadero de alguien que te quiera, puedas ser libre de esta forma". La bestia sonrió, aunque con un toque de tristeza. "Pero, ¿quién podría amarme siendo lo que soy?"
Gaby hizo una promesa. "Yo te quiero, no por tu apariencia, sino por el maravilloso amigo que has sido para mí". La bestia sintió que su corazón latía con fuerza, pero sabía que la maldición era poderosa. Decidió que debía hacer un sacrificio para demostrar su amor. "Si me transformo, podrías encontrar un amor que no te lastime. Puedo dar mi vida a cambio de tu felicidad".
Gaby, aturdida, exclamó. "¡No! No quiero que hagas eso!". Pero la bestia estaba convencida. Al caer la noche, la bestia se enfrentó a la maldición. Se arrodilló en el claro y, con todo su corazón, invocó la magia. "Si mi amor por Gaby es verdadero, que se manifieste en mi sacrificio".
Un rayo de luz iluminó el bosque. Gaby, desde la distancia, vio el cambio. La bestia fue envuelta en una brillante esfera de energía. Entonces, de repente, la luz se apagó, y allí, en su lugar, estaba un apuesto príncipe. La tristeza y la belleza coexistían en su rostro. "Gaby, estoy aquí" - dijo el príncipe, abrazando a la princesa. "Gracias por tu amor, me has salvado".
A partir de entonces, el príncipe Gaby se convirtió no solo en su amor verdadero, sino también en su mejor amigo. El amor que habían compartido había roto la maldición, recordándoles a ambos que la belleza verdadera siempre brilla desde el corazón. El castillo se llenó de alegría y celebraciones.
Así, Gaby y el príncipe vivieron muchas aventuras juntos, demostrando que el verdadero amor no conoce formas, y que la amistad puede iluminar incluso los corazones más oscuros.
FIN.