El amor de Lola en el bosque encantado
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques encantados, una loba muy especial llamada Lola. A diferencia de los demás lobos, Lola tenía el don de transformarse en cualquier cosa que deseara.
Sin embargo, su mayor sueño era poder ser abuela y disfrutar de la compañía de sus nietos. Un día, mientras Lola paseaba por el bosque, escuchó unas risas provenientes de una sala abandonada.
Al acercarse sigilosamente, vio a una pequeña niña llamada Sofía jugando con sus muñecas. Desde ese momento, Lola supo que esa niña sería su oportunidad para convertirse en abuela. Decidida a hacer realidad su deseo, Lola se transformó en una adorable abuelita y se presentó ante Sofía.
"-¡Hola querida! ¿Me permites jugar contigo?", preguntó Lola con voz dulce y arruguitas en el rostro. Sofía miró sorprendida a la nueva abuelita y respondió emocionada: "-¡Claro! Me encantaría tener una abuela para jugar".
Así comenzaron a pasar los días juntas; la loba disfrazada como abuela y Sofía compartiendo risas y aventuras. Juntas exploraban el bosque encantado donde vivían hadas traviesas y duendes juguetones.
Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un árbol mágico que les concedió un deseo especial: tener un picnic junto al río más hermoso del mundo.
Con gran entusiasmo, Lola eufórica exclamó: "-¡Vamos a preparar todo lo necesario para nuestro increíble picnic, Sofía!"Mientras recogían frutas y preparaban sándwiches, Lola le contaba a Sofía historias mágicas sobre su vida en el bosque. "-¿Sabías que los árboles tienen voces y las mariposas son mensajeras de la naturaleza?", decía Lola con una sonrisa.
Sofía escuchaba atentamente cada palabra, fascinada por las aventuras de su abuelita. "-¡Eres la abuela más divertida del mundo!", exclamó Sofía mientras decoraban el mantel con flores silvestres. De repente, un ruido extraño se escuchó detrás de ellas.
Al darse vuelta, vieron al verdadero lobo aparecer frente a sus ojos. "-¡Oh no! ¡La magia del árbol nos ha descubierto!", exclamó Lola preocupada. Sin embargo, para sorpresa de ambas, el lobo no mostró ni un atisbo de agresividad.
Con una mirada tierna y comprensiva dijo: "-Perdón por interrumpir su momento especial. Solo quería asegurarme de que estuvieran bien". Lola explicó tímidamente: "-Soy una loba con el don de transformación y siempre quise ser abuela".
El lobo sonrió amablemente y respondió: "-Es hermoso ver cómo has encontrado la felicidad en tu disfraz de abuela. Y tú, Sofía, tienes mucha suerte de tener una abuela tan especial como Lola".
Desde ese día, Lola siguió siendo la abuelita adoptiva de Sofía y juntas vivieron muchas aventuras en el bosque encantado. Aprendieron a valorar la magia de la naturaleza y a descubrir que el amor y la familia no siempre tienen que ser como uno espera.
Y así, Lola demostró que no importa cómo te veas por fuera, lo importante es el amor y los momentos compartidos. Y aunque su deseo de ser abuela nunca se cumplió de la forma tradicional, encontró en Sofía una nieta llena de alegría y cariño.
Y así termina esta historia, recordándonos que el amor puede venir en diferentes formas y colores, pero siempre será mágico.
FIN.