El amor de Lolo por aprender


Había una vez en la selva un loro muy curioso llamado Lolo. A Lolo le encantaba imitar los sonidos de la naturaleza y jugar con sus amigos monos en las altas copas de los árboles.

Pero a pesar de ser muy divertido, a Lolo le faltaba algo importante en su vida: ir a la escuela. Un día, mientras jugaba con sus amigos monos, vio pasar a un niño que llevaba una mochila llena de libros.

Lolo se acercó curioso y le preguntó:- ¿Qué es eso que llevas en tu mochila? El niño sonrió y respondió:- Son mis libros para ir a la escuela. Aprendo muchas cosas interesantes todos los días.

Lolo se quedó pensativo y decidió seguir al niño hasta su casa. Allí lo esperaba su mamá, quien al ver al loro se sorprendió. - ¡Oh! ¿Qué hace este loro aquí? - Está interesado en ir a la escuela -explicó el niño.

La mamá del niño sonrió y dijo:- Bueno, si estás tan interesado en aprender, podrías acompañarnos mañana a la escuela. Lolo estaba emocionado. Al día siguiente, junto al niño y su mamá, partieron hacia la escuela.

Cuando llegaron, todos los niños se sorprendieron al ver al loro entrar con ellos. - ¡Miren quién nos acompaña hoy! -exclamó la maestra asombrada. Durante las clases, Lolo prestaba mucha atención y aprendía rápidamente.

Se divirtió pintando con los dedos en arte y disfrutó cantando canciones infantiles en música. Al final del día, todos estaban impresionados por lo inteligente que era el loro.

Al regresar a casa, el niño le preguntó a Lolo qué había sido lo mejor de su primer día de escuela. - Lo mejor fue descubrir lo divertido que es aprender cosas nuevas cada día -respondió el loro con entusiasmo. Los días pasaron y Lolo siguió asistiendo a clases junto al niño.

Se convirtió en el compañero más querido por todos los niños gracias a su simpatía y ganas de aprender. Incluso llegó a participar en una obra de teatro escolar imitando diferentes sonidos de la naturaleza.

Un día, mientras jugaban en el patio del colegio, un grupo de monos apareció entre los árboles para llevarse a Lolo de vuelta a la selva. - Es hora de regresar contigo -dijo uno de los monos-. La selva te necesita.

Lolo miró tristemente al niño y sus amigos antes de despedirse. - Gracias por enseñarme lo maravilloso que es aprender -dijo emocionado-. Siempre llevaré conmigo todo lo que he aprendido aquí.

Con un nudo en la garganta pero feliz por haber conocido al increíble loro educado e inspirador llamado Loro-Lolito (como ahora prefería ser llamado), el niño observó cómo volaba entre las copas de los árboles hasta perderse entre la espesura verde de la selva.

Desde entonces, cada vez que veía volar un loro o escuchaba alguno imitando algún sonido peculiar recordaba aquella inolvidable aventura escolar vivida junto al simpático amigo emplumado llamado Lolito; quien demostrara que nunca es tarde para comenzar algo nuevo o continuar aprendiendo cosas maravillosas cada día sin importar nuestra edad o especie animal perteneciente...

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