El Amor de Ruvias y Ruvios
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Colibrí, una chica llamada Lila. Lila era una ruvia con una cabellera brillante y suave como el oro. Ella tenía una sonrisa que iluminaba el día, y su risa vibrante contagiaba felicidad a todos a su alrededor. Sin embargo, había algo que a Lila le preocupaba: nunca había encontrado a su verdadero amor.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano, Lila escuchó un hermoso canto que la hizo detenerse en seco.
"¿Qué es ese sonido tan lindo?" - se preguntó, intrigada.
Siguiendo la melodía, llegó a un claro donde vio a un chico ruvio con una colita encantadora, cantando en lo alto de una piedra. Su nombre era Dante, y su cabello brillaba bajo el sol como el oro puro.
"Hola, soy Lila. Tu canto es hermoso" - dijo tímidamente Lila.
"Gracias, soy Dante. Me encanta cantar mientras disfruto de la naturaleza" - respondió él, con una sonrisa.
A partir de ese día, Lila y Dante se volvieron inseparables. Pasaban tardes enteras explorando el bosque, compartiendo sueños y risas. Pero había un pequeño problema: sus amigos les decían que no podían estar juntos porque eran diferentes.
"¿Por qué no podemos estar juntos?" - preguntó Lila un día, confundida.
"Porque eres una ruvia y yo soy un ruvio con colita. No encajamos" - respondió Dante, con un tono triste.
Lila se sintió mal, pero no quería rendirse. Un día decidió sorprender a Dante con un picnic en su lugar favorito del bosque. Se preparó todo con mucho cariño y lo invitó:
"Dante, ven a mi picnic, quiero que lo disfrutes" - lo llamó emocionada.
Cuando él llegó, sus ojos se iluminaron.
"¡Esto es increíble!" - exclamó Dante, mientras observaba la hermosa manta y los deliciosos bocados.
Después de un rato de charla, Lila decidió abordar el tema de sus diferencias.
"Dante, creo que somos únicos por ser diferentes. Eso nos hace especiales, ¿no?" - dijo Lila con determinación.
Dante la miró pensativo.
"Tenés razón. A veces me olvidé de que nuestras diferencias son lo que nos hace ser quienes somos" - respondió, sonriendo.
Con el corazón más ligero, decidieron enfrentar juntos las opiniones de sus amigos. Al día siguiente, invitaron a todos a una gran fiesta en el pueblo, donde celebrarían la amistad entre ruvias y ruvios. Durante la fiesta, todos aprendieron a apreciar y respetar las diferencias.
"¡Hoy celebramos la amistad y el amor!" - gritó Lila emocionada, rodeada de sus amigos.
"¡Sí! Juntos somos más fuertes y felices!" - agregó Dante, mientras todos aplaudían.
El tiempo pasó y Lila y Dante se dieron cuenta de que su amor crecía cada día más. Un día, mientras se sentaban bajo su árbol favorito en el bosque, Dante tomó la mano de Lila y le dijo:
"Lila, quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Te gustaría casarte conmigo?" - preguntó, mirándola a los ojos.
"¡Sí, quiero!" - respondió Lila con alegría desbordante.
Y así, en el mismo bosque donde se conocieron, Lila y Dante se casaron rodeados de sus amigos, quienes aprendieron que, aunque eran diferentes, su amor era lo más maravilloso de todo. Desde ese día, no solo Lila y Dante vivieron felices, sino que todo el pueblo aprendió a celebrar la diversidad, creando un lugar donde cada tipo de amor era bienvenido.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.