El amor del príncipe


Había una vez un reino muy lejano en el que vivía el príncipe más encantador de todos. Era guapo, inteligente y siempre se preocupaba por los demás.

Todas las princesas del reino estaban enamoradas de él y soñaban con ser su esposa algún día. Sin embargo, el príncipe tenía un secreto que no había revelado a nadie. Desde hacía algún tiempo, había empezado a sentir algo diferente por uno de sus caballeros más fieles.

No sabía exactamente qué era ese sentimiento, pero le gustaba pasar tiempo con él y cada vez que lo veía su corazón latía más rápido.

Un día, mientras paseaban juntos por los jardines del castillo, el príncipe decidió hablar con su amigo sobre lo que estaba sintiendo. "Amigo mío -dijo el príncipe- creo que tengo algo importante que decirte.

""¿Qué pasa, alteza? -respondió el caballero con curiosidad- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarlo?"El príncipe titubeó unos segundos antes de continuar: "Verás... He estado sintiendo algo diferente últimamente. Algo que nunca había sentido antes. ""¿De qué se trata?" -preguntó el caballero preocupado. "Creo... Creo que me estoy enamorando de ti" -confesó finalmente el príncipe entre suspiros.

El caballero se quedó sin habla durante un momento, sorprendido por la confesión del príncipe. Pero después sonrió y le dijo: "Alteza, yo también siento lo mismo por usted".

A partir de entonces, los dos amigos comenzaron a salir juntos y a disfrutar de su compañía. Se sentían felices y libres de ser ellos mismos, sin importar lo que los demás pudieran pensar. Sin embargo, no todos en el reino aceptaban su amor.

Algunos nobles se burlaban de ellos y decían que era una vergüenza para el reino tener un príncipe enamorado de otro hombre. Pero el príncipe no se dejó amedrentar por las críticas.

Sabía que amaba al caballero con todo su corazón y nada ni nadie podría cambiar eso. Un día, cuando estaban paseando por el bosque, encontraron a una pareja de ancianos que estaban perdidos y necesitaban ayuda para volver a casa. El príncipe y su amigo les ofrecieron su ayuda sin dudarlo.

Después de varias horas caminando, finalmente llegaron al pueblo del que eran originarios los ancianos. Allí fueron recibidos con alegría y gratitud por toda la gente del lugar.

El príncipe se dio cuenta entonces de algo importante: lo único que realmente importa es ser bueno con los demás y ayudarlos cuando lo necesitan.

No importa si eres hombre o mujer, si te gustan los hombres o las mujeres, lo importante es ser fiel a ti mismo y hacer el bien en todo momento. A partir de ese día, el príncipe encantado se convirtió en un defensor de la igualdad y la justicia para todos en su reino.

Y aunque hubo momentos difíciles en los que tuvo que enfrentarse a la intolerancia y la discriminación, nunca perdió la esperanza ni dejó de luchar por sus ideales.

Y así, el príncipe encantado y su amigo caballero vivieron felices para siempre, amándose en libertad y demostrando al mundo que el amor verdadero no tiene límites ni barreras.

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