El Amor en Alas



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos niños llamados María y Mateo. Ambos eran muy buenos amigos y pasaban mucho tiempo juntos jugando y explorando el mundo que los rodeaba.

A medida que crecían, María y Mateo comenzaron a sentir algo más que amistad el uno por el otro. Cada vez que se veían, sus corazones latían más rápido y sentían mariposas en el estómago.

Pero ninguno de los dos se atrevía a decir lo que realmente sentía, porque tenían miedo de arruinar su amistad. Un día, mientras paseaban por el hermoso parque del pueblo, María encontró una mariposa de colores brillantes posada en una flor.

Le pareció tan hermosa y delicada que decidió atraparla para mostrársela a Mateo. Corrió hacia él emocionada y exclamó: "-¡Mateo! ¡Mira lo que encontré!". Pero antes de poder enseñarle la mariposa, esta se escapó volando entre sus manos.

María estaba triste por haber perdido la oportunidad de mostrarle algo especial a Mateo. Sin embargo, Mateo le sonrió y dijo: "-No te preocupes María, estoy seguro de que era preciosa". Ese gesto amable hizo que María sintiera aún más amor por Mateo.

Comenzó a pensar cómo podría expresarle sus sentimientos sin asustarlo ni perder su amistad. Decidió escribir una carta donde plasmara todos sus pensamientos y emociones hacia él.

La guardó cuidadosamente en su mochila con la esperanza de encontrar el momento adecuado para entregársela. Días después, el pueblo organizó un concurso de talentos en la plaza central. María y Mateo decidieron participar juntos cantando una canción especial que habían compuesto.

Mientras ensayaban, María sentía que era el momento perfecto para entregarle la carta a Mateo. Cuando llegó el día del concurso, María y Mateo subieron al escenario llenos de nervios pero también de emoción.

Cantaron su canción con todo su corazón y recibieron una ovación de pie por parte del público. Después del espectáculo, mientras todos se felicitaban por su actuación, María tomó valor y le entregó la carta a Mateo. "-Esto es para ti", dijo tímidamente. Mateo abrió la carta y comenzó a leerla lentamente.

A medida que avanzaba en las palabras escritas por María, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Al terminar de leer, miró a María directamente a los ojos y dijo: "-María, yo también siento lo mismo por ti".

Ambos se abrazaron emocionados y felices de haberse atrevido finalmente a expresar sus sentimientos. Comprendieron que el amor no arruina las amistades sino que las fortalece aún más. A partir de ese día, María y Mateo fueron inseparables como pareja.

Continuaron explorando juntos el mundo que los rodeaba pero ahora lo hacían tomados de la mano. La historia de María y Mateo nos enseña que debemos tener valentía para expresar nuestros sentimientos hacia aquellos que amamos.

El miedo puede impedirnos descubrir algo hermoso e inesperado si no nos atrevemos a dar el primer paso.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!