El amor en el bosque encantado



Había una vez, en un lugar no muy lejano, un bosque mágico que separaba dos reinos: el reino de los humanos y el reino de las hadas. Las hadas eran criaturas maravillosas y susurros de magia flotaban en el aire. Los humanos, en cambio, eran seres curiosos y llenos de energía, pero había una regla que jamás debían romper: no podían cruzar al mundo de las hadas.

Stela era una niña aventurera, con una gran imaginación y un corazón valiente. Desde pequeña, había escuchado historias sobre el reino de las hadas, llenas de paisajes deslumbrantes y criaturas fantásticas. Un día, impulsada por su curiosidad, decidió cruzar el puente que dividía los dos mundos.

Cuando llegó al lado de las hadas, se encontró en un lugar que parecía sacado de un sueño. Árboles altos y brillantes, flores que cantaban con el viento y luces centelleantes que danzaban en la oscuridad. Apenas había tomado unos pasos cuando oyó una risa melodiosa.

- “¿Quién eres? ” - preguntó Stela, sorprendida.

Un niño hada, con alas iridiscentes y una sonrisa encantadora, apareció ante ella.

- “Soy Liro, el guardián de este lugar. No te he visto jamás por aquí. ¿Cómo cruzaste la frontera? ” - respondió el niño hada.

- “Soy Stela. Nunca me he sentido tan viva como ahora. ¡Este lugar es increíble! ” - dijo ella, sus ojos brillando con emoción.

Liro sonrió y la inspiró a volar con él entre las flores y los árboles.

- “¡Mirá! Aquí las flores tienen colores que no puedes imaginar. Y podemos volar, ¡ven! ” - exclamó Liro.

Stela sintió que su corazón se llenaba de alegría mientras experimentaba la libertad de volar junto a Liro. Sin embargo, ambos sabían que era prohibido. Aún así, todos los días se encontraban para explorar juntos. Con el tiempo, se hicieron inseparables y su amistad se convirtió en un hermoso amor.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo cristalino, Liro se detuvo y miró a Stela con seriedad.

- “Stela, aunque me encanta estar contigo, nuestros mundos son muy diferentes. Si los humanos descubren que estás aquí, podríamos meternos en problemas.”

- “No me importa lo que digan los demás. ¿Por qué no podemos unir nuestros reinos? ” - protestó Stela.

Liro la miró con tristeza.

- “La magia de las hadas y la curiosidad de los humanos a veces chocan. La gente y las hadas tienen distintas tradiciones que no siempre se entienden.”

Pero Stela no estaba dispuesta a rendirse. Con su corazón lleno de determinación, decidió presentar a Liro a su comunidad. Sabía que era un riesgo, pero creía en el poder de la amistad y el amor.

Cuando llevó a Liro al pueblo, la gente quedó asombrada. Algunos estaban emocionados, mientras que otros se mostraron escépticos.

- “¡Miren! ¡Es un hada! No debe estar aquí, es peligroso.” - murmulló un anciano.

Pero Stela, valiente como siempre, levantó la voz.

- “¡No! Liro es sólo un niño como nosotros. ¡Mirad lo que puede hacer! Él trae alegría y magia a nuestras vidas. No hay nada de malo en conocer y amar a alguien diferente.”

La gente escuchó. Liro, aunque nervioso, decidió mostrarles su magia y pronto el ambiente se llenó de luces y risas.

Los humanos comenzaron a aceptar a Liro, y las hadas también miraron a los humanos con otros ojos.

- “Si todos aprendemos a aceptar nuestras diferencias, podemos crear un nuevo lugar juntos” - dijo Liro, mientras volaba por sobre la multitud, llenando el aire con destellos de colores.

Stela y Liro trabajaron incansablemente para organizar un festival donde ambas comunidades pudieran compartir sus tradiciones. Uno a uno, los lugares donde antes había desconfianza se llenaron de risas y alegría.

Al final del festival, un anciano del pueblo se acercó a Stela.

- “Tu valentía y amor han hecho lo que parecía imposible. Tal vez nuestra separación fue un error.”

Y así, gracias a la determinación de dos niños, los reinos de humanos y hadas aprendieron a respetarse y unirse, creando un nuevo lazo de amistad. El bosque, que antes era un símbolo de separación, se transformó en un lugar de encuentro entre dos mundos, donde los sueños volaban alto al igual que las hadas y la risa de los humanos resonaba por todo el bosque.

Desde entonces, Stela y Liro, juntos, exploraron no solo el bosque, sino también el poder de la amistad y la aceptación, demostrando que el amor puede superar cualquier barrera.

FIN.

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