El amor en el centro comercial



Era un día soleado en el centro comercial de la selva. Todos los animales estaban de compras y disfrutando de las actividades. En el primer piso, una jirafa llamada Lila paseaba entre las tiendas. Desde lo alto de su cuello, podía ver toda la multitud, pero sólo tenía ojos para un pequeño y divertido monito llamado Tito, que estaba colgado de una rama de la entrada del centro.

Lila era muy alta, y a pesar de su torpeza, siempre trataba de actuar con elegancia cuando se trataba de acercarse a Tito. Sin embargo, había algo que la preocupaba: una cebra llamada Zara también estaba enamorada del monito. Esta situación no le gustaba nada a la jirafa, que decidió hacer algo al respecto.

"¡Hola, Tito!" - llamó Lila con una sonrisa en su rostro.

"¡Hola, Lila!" - respondió el monito con un brillo en sus ojos. "¿Quieres jugar a las escondidas?"

"¡Claro!" - dijo la jirafa emocionada, sin saber que Zara también tenía planes para acercarse a él.

Mientras Lila y Tito jugaban, Zara observaba desde lejos y fruncía el ceño.

"No puedo permitir que esa jirafa le robe a Tito. ¡Hoy me acercaré a él!" - murmuró la cebra mientras se movía con gracia hacia el monito.

Poco a poco, Zara se fue acercando hasta quedar frente a Tito.

"Hola, Tito. ¿No quisieras jugar conmigo?" - le dijo Zara con una sonrisa encantadora.

"Mmm, ahora estoy jugando con Lila..." - contestó el monito, algo confundido.

Lila, al escuchar a la cebra, se sintió un poco triste, pero decidió no dejarse llevar por la envidia. Ella también quería que Tito fuera feliz, incluso si eso significaba compartirlo.

"Tito, ¿qué te parece si jugamos todos juntos?" - propuso Lila, tratando de ser generosa.

"Eso sería genial!" - exclamó Tito, que no quería hacer enojar a ninguna de sus amigas.

"¿Qué piensan?" - preguntó entusiasmado.

Zara, intrigada por la idea, aceptó.

"De acuerdo, ¡juguemos todos juntos!" - dijo la cebra. Así, comenzaron un gran juego de escondidas.

A lo largo del juego, Lila se dio cuenta de que Zara y Tito tenían una gran conexión.

"¡Eres muy bueno escondiéndote, Tito!" - exclamó Zara con admiración.

"¡Gracias! Y tú te has vuelto muy buena buscadora, Zara!" - respondió Tito, sonriente.

Mientras continuaban jugando, Lila se sintió un poco desplazada. Sin embargo, lo que no sabía era que los dos animales también apreciaban su presencia.

"Lila, eres la mejor jirafa para jugar a las escondidas que conozco!" - le dijo Tito, notando su tristeza.

"¡Sí! Sin ti, el juego no sería tan divertido!" - secundó Zara.

El ambiente se iluminó, y Lila comprendió que la amistad era más importante que una simple competencia por el amor de Tito.

"Gracias, chicos. Me alegra que todos juguemos juntos. ¡La amistad es lo más importante!" - exclamó Lila.

Al final del día, se sentaron en una de las cafeterías del centro comercial y compartieron unas ricas galletitas.

"Creo que este día ha sido uno de los mejores. Me gusta jugar con ustedes dos." - dijo Tito mientras se servía un batido. "Podríamos hacerlo más seguido."

"¡Sí!" - coincidieron Lila y Zara al unísono.

Y así, desde ese día, la jirafa, el monito y la cebra se convirtieron en grandes amigos, disfrutando de cada juego y de cada aventura en el centro comercial.

Lila aprendió que no siempre se puede tener lo que se quiere, pero con amor y amistad, las cosas pueden ser incluso mejores.

Y aunque los corazones pueden enredarse, lo que importa es el respeto, la alegría y la diversión que compartan juntos, más allá de cualquier celos o competencia.

FIN.

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