El amor en el circo
En un colorido y animado circo, Johan, el apuesto domador de leones, era el hombre más admirado por todas las mujeres. Elegante y carismático, su cabello blanco resplandecía bajo las luces del espectáculo. Por otro lado, Melhany, una intrépida trapecista, deslumbraba con su piel bronceada y su cabello azabache oscuro mientras ejecutaba sus acrobacias en el aire. En tanto, Andrew, el serio y carismático payaso pelirrojo, era el alma del circo, con su altura imponente y su piel bronceada.
Una noche, durante la función, Johan y Melhany se cruzaron en el backstage. -Hola, soy Johan, el domador de leones. -Encantada, soy Melhany, la trapecista. Ambos se miraron con complicidad, era como si el circo se hubiera detenido por un instante. Sin embargo, Andrew, el payaso, los observaba desde lejos con una sonrisa enigmática.
Los días pasaron, y Johan y Melhany comenzaron a enamorarse en secreto, compartiendo risas y miradas cómplices en medio de las presentaciones. Mientras tanto, Andrew ideaba un plan para unir sus destinos y hacer que el amor floreciera.
Una noche, durante el espectáculo principal, Johan preparaba su acto con los leones, cuando de repente, los felinos se escaparon atemorizando a todos. Melhany, con su valentía y agilidad, subió al trapecio y logró calmar a los leones, regresándolos a sus jaulas. La multitud estalló en aplausos, y en medio de la euforia, Johan se acercó a Melhany. -¿Cómo lo hiciste? -preguntó sorprendido. -Simple, el amor lo puede todo -respondió Melhany con una sonrisa.
Fue en ese momento cuando Andrew apareció, revelando su plan para unir a los dos enamorados. -Soy el responsable de que los leones se escaparan, pero gracias a Melhany, todo salió bien. Creo que la valentía y el amor que demostraron son el verdadero espectáculo esta noche. Johan y Melhany se miraron, comprendiendo lo que Andrew había hecho. Finalmente, en medio de la pista, bajo las luces del circo, Johan y Melhany se tomaron de la mano y se declararon su amor. El público los ovacionó, y el circo se llenó de alegría y felicidad. Desde ese día, el amor entre el domador de leones y la trapecista se convirtió en la atracción más cautivadora del circo, mientras que Andrew seguía siendo el payaso más carismático, disfrutando de ver a sus amigos brillar juntos en la pista.
FIN.