El amor en el jardín
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un Arquitecto Esteticista llamado Juan. Juan era un hombre muy talentoso y creativo, que se dedicaba a diseñar hermosas casas y edificios para su comunidad.
Pero lo que más le apasionaba era la belleza natural del mundo que lo rodeaba. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, Juan se encontró con una hermosa flor silvestre de colores brillantes y exóticos.
Él quedó enamorado de esa flor al instante y decidió llevársela a casa para admirarla cada día. Pero cuando llegó a su hogar, descubrió que la flor pertenecía al jardín de su vecino, quien era el jardinero del pueblo.
A pesar de saber que estaba prohibido tomar flores del jardín ajeno, Juan no pudo resistirse y tomó la flor para sí mismo. Al poco tiempo, Juan comenzó a sentirse culpable por haber robado la flor del jardín de su vecino.
Él sabía que había hecho algo malo y decidió devolverla antes de que fuera demasiado tarde. Cuando fue al jardín del vecino para devolverle la flor, se encontró con Amalia, la hija del jardinero.
Ella también había desarrollado un amor profundo por las flores y los paisajes naturales desde pequeña. Y cuando vio a Juan con esa flor tan especial en sus manos, sintió una conexión instantánea con él. "Hola Amalia" -dijo Juan tímidamente. "Hola Juan" -respondió ella sonriendo-.
¿Qué haces aquí?"Vine a devolver esta flor que tomé por accidente del jardín de tu padre. Fue un error y quiero pedirte perdón". "No te preocupes, Juan" -dijo Amalia-.
"Mi padre no se dará cuenta de que falta una flor en su jardín. Pero ¿por qué no te quedas aquí para disfrutar de la belleza del lugar?"Juan aceptó la invitación y comenzó a visitar el jardín todos los días para admirar las flores con Amalia.
Con el tiempo, ellos se enamoraron profundamente el uno del otro. Pero había un problema: Dios era muy estricto en ese pueblo y no permitía relaciones amorosas entre personas de diferentes clases sociales.
Juan era un arquitecto exitoso mientras que Amalia era hija de un humilde jardinero. A pesar de las prohibiciones, Juan y Amalia continuaron viéndose en secreto durante meses hasta que finalmente fueron descubiertos por los vecinos chismosos.
Los padres de Amalia estaban furiosos cuando se enteraron del romance, pero al ver lo felices que eran su hija y Juan juntos, decidieron apoyarlos sin importar las consecuencias. "Hija mía" -dijo el jardinero-. "Siempre has sido una persona bondadosa y generosa.
Y si este hombre te hace feliz, entonces yo estoy dispuesto a aceptarlo como mi propio hijo". Gracias al amor verdadero que sentían el uno por el otro, Juan y Amalia lograron superar todas las barreras sociales impuestas por Dios en esa época.
Ellos se casaron y construyeron una hermosa casa rodeada de flores silvestres donde vivieron felices para siempre.
La historia de Juan y Amalia enseña que el amor verdadero no conoce barreras sociales ni religiosas, y que la belleza de la naturaleza puede unir a las personas más diferentes. Además, nos muestra que es importante ser honestos y devolver lo que no es nuestro para evitar problemas en el futuro.
FIN.