El amor en las calles



En una calle tranquila de un barrio bullicioso vivía una gata llamada Luna. Luna era elegante, hermosa y muy coqueta.

Todos los gatos del vecindario suspiraban por ella, pero ella solo tenía ojos para un gato callejero llamado Simón. Simón era un gato callejero valiente y astuto. Había recorrido muchas calles y había vivido mil aventuras, pero desde que vio a Luna por primera vez, supo que ella era especial.

Se enamoró perdidamente de su belleza y su carácter encantador. Sin embargo, había un problema. Los dueños de Luna no querían que se juntara con un simple gato callejero como Simón. Lo consideraban inferior y peligroso.

Así que idearon un plan para mantener separados a Luna y Simón. Un día, mientras Simón merodeaba cerca de la casa de Luna, los dueños de esta última lo vieron y decidieron espantarlo lanzándole agua desde la ventana.

Simón corrió asustado y triste por no poder ver a su amada Luna. Pero Simón no se dio por vencido tan fácilmente. Decidió pedir ayuda a sus amigos del barrio: el viejo gato Tito, la sabia gata Susana y el travieso gatito Benito.

Juntos idearon un plan para lograr que Luna y Simón pudieran estar juntos sin que los dueños intervinieran.

Una noche estrellada, mientras los dueños dormían plácidamente en sus camas, Simón trepó con destreza hasta el balcón donde Luna solía tomar el fresco cada noche. Allí la esperaban Tito, Susana y Benito listos para distraer a los dueños en caso de despertarse. "-¡Luna! ¡Soy yo, Simón! He venido a verte", maulló emocionado el gato callejero.

Luna salió al balcón sorprendida pero feliz al ver a su amado allí plantado con una serenata improvisada bajo la luz de la luna. "-¡Oh, Simón! ¿Cómo has hecho para llegar hasta aquí?", preguntó Luna entusiasmada.

"-Mis amigos me ayudaron a burlar las reglas por amor hacia ti", respondió Simón con dulzura en los ojos. Luna se acercó lentamente a Simón y juntos disfrutaron de una velada romántica bajo las estrellas sin importarles lo que pudiera pasar después.

Al día siguiente, cuando los dueños descubrieron lo ocurrido gracias al maullido indiscreto de Benito contando todo en voz alta frente al plato de comida compartida entre todos ellos; enfurecidos intentaron echar a volar nuevamente sus planes prohibiendo cualquier acercamiento entre ambos felinos enamorados; pero ya era tarde porque nada ni nadie podía detener ese amor puro e inquebrantable entre dos corazones dispuestos a desafiar todas las adversidades por estar juntos.

Desde entonces, Luna permitió que Simón visitara cada noche su balcón secreto donde compartían historias sobre aventuras pasadas mientras planeaban nuevas travesuras juntos. Y así demostraron que el verdadero amor todo lo puede si se lucha con valentía y determinación.

El barrio entero admiraba esa historia inspiradora donde dos corazones encontraron la forma de estar juntos superando cualquier obstáculo en su camino hacia la felicidad eterna. Y colorín colorado este cuento ha terminado...

Pero su amor seguirá brillando como las estrellas en el cielo nocturno durante toda la eternidad.

FIN.

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