El Amor en Tiempos de Zombies



En un mundo lleno de zombies, una valiente niña llamada Tais se encontraba en un lugar que solía estar lleno de vida, pero ahora estaba desierto y cubierto de sombras. Con su mochila a cuestas y su espíritu aventurero, Tais sabía que tenía que ser astuta para sobrevivir. Sin embargo, un día, mientras exploraba un antiguo parque de diversiones, se encontró con algo muy distinto de los peligros habituales: un niño llamado Leo, que había estado viviendo solo detrás de los juegos de feria.

"¡Hola! ¿Eres un zombie?" - preguntó Tais, asomándose detrás de una rueda de la fortuna oxidada.

"No, soy Leo, y tú no pareces un zombie tampoco" - respondió el niño mientras salía de su escondite.

Los dos se sentaron en un columpio, compartiendo historias de cómo sobrevivían en este mundo incierto. Tais hablaba de su astucia con las trampas que había creado para atrapar comida, mientras que Leo compartía su habilidad para encontrar agua.

"Podríamos unir fuerzas, Tais. Si trabajamos juntos, podríamos explorar más lugares y encontrar más cosas para comer" - dijo Leo con una sonrisa.

Tais asintió. Juntos, comenzaron a explorar la ciudad y ayudarse mutuamente, recogiendo provisiones y construyendo una pequeña fortaleza en el parque de diversiones. Durante sus aventuras, aprendieron que juntos podían ser más fuertes. Se volvieron inseparables, compartiendo risas y pequeños secretos del corazón.

Sin embargo, un día, mientras estaban buscando comida, se encontraron con un grupo de zombies. Tais y Leo rápidamente usaron su ingenio para esconderse en un camión abandonado.

"¿Qué haremos ahora?" - preguntó Leo, con la voz entrecortada.

"Lo que hacemos siempre: planear. Tú eres muy rápido y yo puedo distraerlos. ¿Dónde te gustaría que te encuentre después?" - Tais, valiente y decidida, le sonrió.

"Podrías hacer ruido cerca de la entrada del parque, y yo me escabulliré por detrás" - propuso Leo.

La estrategia funcionó. Tais hizo ruido y llamó la atención de los zombies, mientras Leo logró salir ileso por la parte trasera del camión. Una vez que los zombies se alejaron tras seguir a Tais, Leo corrió hacia ella.

"¡Lo hicimos!" - exclamó Leo.

Después de eso, una nueva complicidad se formó entre ellos. Comprendieron que, aunque el mundo estaba lleno de peligros, el amor y la amistad podían superar cualquier obstáculo.

Un día, mientras recogían frutas en un árbol, Leo se cayó y Tais no dudó en ayudarlo.

"Gracias, Tais. Créeme, no sé qué haría sin ti" - dijo Leo, sonrojándose un poco.

"¡Eso es lo que hacen los amigos!" - Tais respondió, con dulzura.

Con el tiempo, Tais se dio cuenta de que lo quería más que a un amigo, pero no quería arruinar la hermosa amistad que habían construido. Sin embargo, una tarde, mientras observaban el atardecer desde su fortaleza, Leo la miró directamente a los ojos.

"¿Te gustaría ser mi compañera en esta aventura?" - preguntó, acercándose un poco más.

"¿Como algo más que amigos?" - Tais sintió que sus mejillas ardían.

"Sí, quiero que construyamos un futuro juntos, a pesar de los zombies" - dijo Leo, tomándola de la mano.

En ese instante, supieron que podían enfrentar cualquier cosa, siempre que estuvieran el uno al lado del otro. Así, Tais y Leo continuaron su aventura, fortaleciendo su amistad y amor, desarrollando cada día un nuevo plan para sobrevivir y vivir felices.

Con el tiempo, el parque de diversiones, que alguna vez estuvo lleno de miedo y desolación, se convirtió en un símbolo de esperanza, donde Tais y Leo ayudaron a otros a encontrar su lugar, construyendo un nuevo hogar en medio del caos. Y así, ellos aprendieron que el verdadero amor florece incluso en los momentos más oscuros, siempre que se tenga valentía, ingenio y el apoyo de un buen amigo.

FIN.

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